martes, 21 de diciembre de 2010

NAVIDAD: Un tiempo para estrenar

“Todo tiene su momento y cada cosa, su tiempo”
Hay un tiempo de plantar,
Un tiempo de renacer,
Un tiempo para crecer
Y un tiempo de cosechar;
Tiempo para dormirO tiempo de despertar.
Todo tiene su momento...

Y hoy se te regala un tiempo:
Un tiempo para ESTRENAR.
Para estrenar las PALABRAS
Que el tiempo gastando va,
Para ser signo viviente
De lo que vas a anunciar
Recreando con la vida
La justicia, la verdad,
La alegría, la esperanza,
El amor, la libertad.
Para estrenar CORAZÓN,
Que es lo mismo que estrenar
Los motivos, la ilusión,
La vida por entregar,
La fuerza de la oración
Y el coraje al actuar,
Las antenas del amor
Para ver, para escuchar…
Tiempo de estrenar los PASOS;
De intuir y de buscar
Nuevos caminos,
aquellos Que más pueden acercar
Al hermano más pequeño, al diferente, al igual,
Al mundo que necesita levadura, luz y sal.

Caminos para que el Reino,
Hoy y aquí, pueda llegar.
“Todo tiene su momento y cada cosa, su tiempo”…
Y el tiempo que hoy se te da
Es momento oportuno
Que no es para “continuar”
Con el vino en odres viejos,
Ni de “volver a empezar”
Con la tierra del camino
Que se nos pegó al andar….
Es TIEMPO DE DIOS, tu tiempo,
Un tiempo para ESTRENAR.

¡FELIZ NAVIDAD!

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jueves, 16 de diciembre de 2010

Gracias: psicología de la gratitud




Dar, pedir y recibir son tres verbos que conjugamos con frecuencia. Pueden ser también la expresión de tres aprendizajes que nos conviene adquirir a lo largo de la vida: saber dar, saber pedir y saber recibir. En el ejercicio de mi profesión como psiquiatra me encuentro habitualmente con personas que saben dar, que dan sin dificultad, pero a las que les cuesta mucho pedir. En la vida cotidiana todos conocemos a otros que son ejemplo de lo contrario, pedigüeños inmisericordes que no se cansan de pedir y que no dan ni la hora. Lo normal es, por otra parte, que la persona generosa que sabe dar sea también agradecida y sepa recibir. Gratitud y generosidad suelen ir de la mano, son virtudes íntimamente relacionadas que se complementan, quien sabe recibir con gratitud sabe dar con generosidad.

Saber dar supone no echar en cara, no pasar la factura y no alardear ostentosamente haciendo publicidad a diestro y siniestro de lo dado. Dar ostentosamente es casi peor que no dar. Muy distinto es ese dar sin que tu mano derecha sepa lo que hace la izquierda. Dar sin humillar, sin que el que recibe se sienta pobre y pequeño, dar sin que se note, imperceptiblemente. Ese dar es compartir con alegría. Y, por el otro lado, gratitud es recibir con alegría y compartir esa alegría con el que da. Es saber dar las gracias. Ser agradecido supone haber superado el egocentrismo, ese creer que todo me es debido. La gratitud no es posible sin humildad, el egoísta y el soberbio son desagradecidos porque no les gusta reconocer lo que reciben del otro, y la gratitud es ese reconocimiento. Cuando somos egoístas nos comportamos como esos agujeros negros de los que hablan los astrónomos, que todo lo absorben y no devuelven nada ni tan siquiera la luz que les llega.

La soberbia es la antítesis de la gratitud. Dar a un soberbio puede acarrearnos alguna sorpresa. Un gran amigo octogenario, sabio por formación y más sabio aún por experiencia de vida, me dijo en cierta ocasión hablando de una decepcionante relación con un compañero, ¡qué favor le habré hecho yo a éste para que me trate tan mal! En efecto, uno de los más grandes filósofos, Kant, al tratar sobre la psicología del soberbio advertía de algo en apariencia contradictorio, el ganarnos un enemigo por los favores que hayamos prestado. Y es que el soberbio, el orgulloso en grado superlativo, posee tal amor propio que puede llevar a cabo esa extraña y desgraciada transformación: la ingratitud y el rencor hacia su benefactor. Así pues, habrá que cuidarse del orgulloso al que hayamos hecho un favor.

La generosidad y la gratitud son virtudes y como tales son “excelencias” que no abundan y de las que en general andamos faltos. En un mundo donde casi todo se compra y se vende apenas queda sitio para ellas. Pero no caigamos en el pesimismo, todos conocemos a personas generosas que son agradecidas, que dan sin esperar recibir, que saben, en definitiva, que lo que no se da se pierde. La mayoría, sin embargo, practicamos un trueque, no damos sino que intercambiamos, o damos esperando una recompensa futura, lo cual tampoco es generosidad sino inversión. Dichoso aquel que puede dar sin recordar y recibir sin olvidar, en esta sentencia se encierra la esencia de la gratitud y de la generosidad.

La palabra virtud deriva de la raíz latina vir que significa fuerza y ciertamente todas las facultades que los clásicos llamaban virtudes hacen a los hombres más fuertes y mejores. Además, la felicidad está del lado del bien y por lo tanto de la virtud. Ser generosos y agradecidos nos hace en definitiva más felices. La cuestión es si se nace o se hace, si se es por naturaleza o se puede adquirir, si es cuestión de genética o de educación y aprendizaje. Probablemente haya algo de cada cosa, a la genética no podemos cambiarla, pero sí podemos hacer por aprender, por educar y educarnos. Hoy parece olvidada una disciplina que cuando era niño formaba parte de las calificaciones escolares, me estoy refiriendo a la “Urbanidad”, algo por cierto muy distinto a la “Educación para la ciudadanía”. La urbanidad no es una virtud sino el aprendizaje de las virtudes, una suerte de ensayo o de práctica. Todos podemos recordar cómo en nuestra niñez, nuestros padres nos repetían con machacona insistencia aquello de “¿qué se dice?”, y nosotros pronunciábamos la palabra “gracias”.

El crecimiento personal en cualquier virtud no es nada fácil sino siempre complicado, y no hay recetas que podamos seguir. Pero, que algo sea difícil no es excusa para no intentarlo. Cada cual acaba siendo experto en lo que practica asiduamente y la generosidad y la gratitud pueden practicarse. Ahora, que somos mayores, podemos tomar consciencia de tantas cosas sencillas que nos pasan inadvertidas en nuestra vida cotidiana y que podrían despertar en nosotros la palabra gracias. Creo que sería un buen ejercicio para todos decir y escuchar internamente esa palabra, “gracias”, seguro que si buscamos en nuestros adentros encontraremos motivos para pronunciarla. Y ese ejercicio es aún más oportuno en tiempos de crisis como los que corren en los que vemos todo tan oscuro, sin reparar en las cosas buenas que poseemos. La gratitud puede volcarse hacia la vida en su conjunto, ¡hay tantas cosas por las que podemos dar las gracias! Así lo hacía Mercedes Sosa cuando cantaba aquella inolvidable canción de Violeta Parra: “gracias a la vida que me ha dado tanto”, todos debiéramos grabarla en nuestro corazón, es un canto lleno de alegría y gratitud.

La gratitud sirve incluso para afrontar lo más difícil de la vida, la muerte de nuestros seres queridos. La muerte que acaba adueñándose de todos y de todo, no puede adueñarse de lo que hemos vivido. El duelo, ese trance irremediable, se acaba cuando llega serenamente la gratitud, que es la alegría por haber tenido, por haber disfrutado de la persona amada. La gratitud no anula el duelo pero hace que lo superemos porque consigue que pasemos del dolor atroz por la pérdida a la dulzura del recuerdo. Por eso decía Epicuro: “Dulce es el recuerdo del amigo desaparecido”. La gratitud es la memoria del corazón.


Fuente: el imparcial.es
08-11-2010

lunes, 13 de diciembre de 2010

CARTA PARA LOS REYES MAGOS


La carta a los Reyes Magos es una carta mágica. En ella caben muchas ilusiones y deseos.Y esun momento especial a su vez para compartirla con nuestros hijos. en nuestra mano también está el educarlo para saber que regalos pedirles.

A través de este link podeis adquirir un formato que les gustara vuestros, hijos:
www.solohijos.com/general/html/navidad/formulario_carta.php

Como vemos se acerca la Navidad. Abriremos las puertas de nuestro hogar a unas fiestas en origen entrañables, familiares y trascendentes pero desvirtuadas actualmente por nuestras ansias de tener y acumular.
¿Acabarás esta Navidad sintiéndote vacio y con la sensación de no haberlas sabido aprovechar? ¿Con la habitación de tu hijo llena de juguetes que no sabes dónde guardar? ¿Con la satisfacción de tu hijo por haber conseguido ese fantástico juego de ordenador, brutal y cruel, que provocará un año más conflictos entre vosotros?

En algún momento te tienes que cuadrar ante este desaforado consumismo que no solo invade nuestro bolsillo sino nuestras mentes y las de nuestros hijos. ¡Y nuestros valores!

La Navidad nunca debería ser lo que la televisión y los catálogos de regalos se empeñan en conseguir: un oneroso y especulativo tiempo de gasto compulsivo donde nosotros nos dejamos manipular por nuestros hijos que, a su vez, son manipulados por estas influencias sutiles.

Diez puntos a tener en cuenta a la hora de regalar en Navidad

* Cuanto más tienen, más egoístas se vuelven. Si lo que pretendes es conseguir que tu hijo sea feliz, no le des todo lo que pide. Valóralo, priorízalo y contrástalo con tus objetivos educativos. Complacer a los hijos en todo lo que se pueda sin un criterio subyacente es contribuir a que crezcan egoístas, que es lo mismo que asegurarles la infelicidad.
Y menos valoran lo que tienen. La lista sería infinita: desde ropa, móviles, ordenadores, juguetes, viajes hasta ¡libertad! Todo ha de estar en su justa medida y deben ser lo suficientemente maduros para apreciarlo y conservarlo. Y agradecerlo. La carencia es una buenísima arma educativa y no un motivo de frustración si la sabes manejar bien.

* Pregúntate qué es lo que en realidad desearía tu hijo y por qué. Si se trataran de deseos, ¿qué crees que preferirá tu hijo que le regales? ¿Un juguete o ir contigo a patinar, jugar al futbol, ir al cine, disfrutar de un cuento o sencillamente pasar un rato contigo a solas, jugando a lo que a él más le gusta? La mayoría de los niños, especialmente los de primaria pero también muchos adolescentes, preferirán pasar un tiempo íntimo con sus padres. Y si tu hijo no lo prefiere, o es que ya pasa mucho tiempo contigo y no necesita más (lo cual es genial) o es que ya se ha acostumbrado a prescindir de ti lo cual es muy triste). Piensa cuál sería la respuesta de tu hijo y saca tus propias conclusiones.

* Tu hijo no se traumatizará si los Reyes Magos no le traen los regalos que esperaba con tanta ilusión. Le molestará pero sobrevivirá. ¡No lo sientas tú más que él! Tu hijo es muy capaz de aceptar las pequeñas (o grandes) desilusiones. Acepta sus sentimientos pero no te sientas mal por no ceder ante todo lo que le ilusiona. Navidad no debe ser la excusa para permitir a nuestros hijos lo que no les permitimos en otra fecha del año.

* Si no hay dinero para comprar lo que pide, no hay dinero. ¡Y punto! Acostumbrar a nuestros hijos a pasar con lo que se tiene ya es el mejor regalo que les podemos hacer. No se trata de que sufran la crisis al mismo nivel que nosotros pero todos debemos .abrocharnos el cinturón. cuando es necesario y aceptar con ilusión lo poco o mucho que se pueda regalar. En ocasiones jugar con tu hijo será el mejor juguete que pueda tener. ¡Y eso es gratuito!

* Los niños no se pueden sobornar: los regalos nunca suplirán la falta de tiempo o atención con tu hijo. No conviertas la Navidad en lo que no es. No es un tiempo de remordimientos. Ni de permisibilidad. Ni tampoco de manipulación. Trata de evitar que tus sentimientos de culpabilidad (y no de amor) te impulsen a comprar los regalos. Ten la mente despejada, piensa lo que es mejor para tu hijo y no intentes deslumbrarlo para que olvide tus fallos. Los olvidará temporalmente pero cuando pase la Navidad seguirá teniendo las mismas carencias.

* Lo que ellos piden para Reyes no siempre es lo que más les conviene. No tires tu dinero: regala solo aquello que de alguna forma les haga mejor. Ellos no tienen criterio ni límites para pedir; los límites y el criterio lo has de poner tú. Si no estás de acuerdo con que tu hijo lleve móvil a los 11 años, ¿por qué vas a ceder a sus reiterativas y reiterativas peticiones? ¿Solo porque, según él, es el único de la clase que no lo tiene? ¿Porque afirma que se está quedando desfasado? ¿De vedad no puedes defender tu criterio ante los argumentos de tu hijo de 11 años? Si es así, en tu casa falla algo.

* Papel y lápiz para hacer la carta de los Reyes Magos. Ni se te ocurra salir de casa a comprar los regalos de Navidad sin saber qué es lo que estás buscando. Compra solo aquello que has meditado y que has escrito en tu lista (no en la lista de los Reyes Magos de tu hijo; es fácil que no sea la misma). Evitarás improvisar y dejarte arrastrar por el torrente publicitario pues, aunque nos creamos inmunes, a veces somos los primeros en caer en sus redes. ¡Que nadie ni nada decida por ti!

* Habla con tus hijos de lo que han pedido en su carta. Aunque con diferentes niveles, es bueno que conversemos con nuestros hijos acerca de la selección que han hecho. En muchas ocasiones nos sorprenderán los motivos por los que han elegido sus regalos, tanto por su acierto como por su desacierto. Debemos explicarles por qué unos regalos son posibles y otros no: por presupuesto, por utilidad (juguetes espectaculares pero de mala calidad o de pocos usos), por valores (juguetes bélicos o sexistas), etc Los niños se ilusionan con facilidad por lo que podemos aprovechar esa capacidad de entusiasmo para sugerirles otras alternativas más enriquecedoras.
Una Navidad en la que no se piense en los demás, es una Navidad pobre: tus hijos TAMBIÉN deben regalar a los demás, tengan la edad que tengan, y no necesariamente con regalos materiales. El más pequeño de la casa puede ayudar en la cocina a hacer un pastel. Tu hija de 7 años puede invitar a casa a esa compañera con la que nadie quiere jugar. Tu hijo de 15 años puede ofrecerse para repasar matemáticas a ese vecino que siempre se queja de suspenderlas. Tu hijo de 17 puede apadrinar a un niño con lo que gana de canguro o colaborar de alguna manera activa con una ONG. Y todos pueden regalar sonrisas en casa, buen humor, predisposición para ayudar y favores invisibles. Hacerse la cama cuando nunca se la hace también es un regalo.

* Navidad es sinónimo de familia. Es un buen momento de ser sincero contigo mismo y reflexionar sobre tu papel de padre o madre. Seguro que hay cosas que puedes mejorar. Es un tiempo de ser humilde y recapacitar. ¿Quizás puedes mejorar la manera de hablar a tus hijos y pareja? ¿No sería posible encontrar un huequecito al día para dedicar exclusivamente a tus hijos? ¿Por qué no instaurar nuevas costumbres en casa más humanas, más cálidas y educativas? Darse un beso de buenos días y buenas noches entre todos los miembros de la familia es una estupenda costumbre que muchas familias han olvidado ¿Y si las recuperas a partir de ahora?

¿Por qué no aprovechar la Navidad para dar las gracias por tener una familia? ¿Por qué no verbalizar en voz alta lo importante que es la familia para ti, sea como sea? En torno a una buena cena o comida, consigue que todos te presten atención. Da gracias en voz alta por lo que significa para ti tu familia, lo mucho que la quieres y lo feliz que te hace. Si se te da bien la oratoria, puedes decir dos frases positivas de cada miembro de ella. Quién sabe, quizás los demás también quieran dar su opinión y agradecer o agradecerte algo. Esto también es un buen regalo para esta Navidad

fuente:www.solohijos.com

jueves, 9 de diciembre de 2010

Sé amigo de tu hijo... en Facebook


Cada vez son más los padres de familia alarmados por el tiempo que sus hijos dedican a las redes sociales como Facebook. Al temor de que encuentren desconocidos se añade ahora un riesgo no menos nefasto: la pérdida del tiempo.

No es algo superfluo si se considera que hay evidencia que a mayor tiempo dedicado a redes sociales hay un menoscabo en la vida académica. O lo es que lo mismo: más horas en Internet igual a peor rendimiento escolar.

En Estados Unidos apareció hace tiempo el libro “Facebook for parents” (“Facebook para papás”, Linda y B.J. Fogg), un “manual” para ayudarse y ayudar a los hijos a utilizar adecuadamente las redes sociales, particularmente Facebook. Una de las recomendaciones que ofrece el libro es evitar espiar a los hijos y mejor tutelarlos. Y la pregunta que viene en consecuencia es “¿cómo?”.

Psicóloga y madre de ocho hijos, Linda Fogg responde: “Vigilar no quiere decir juzgar y menos espiar, sobre todo porque una vez perdida la confianza de un chico, espiándolo, es más difícil recuperarla”.

Y añade: “Enseñemos a los niños que deben proteger la información sensible –dirección de casa, de escuela, número de teléfono– y expliquémosles cómo hacerlo. Convenzámoslos que aquello que ponen en la web, fotos incluidas, es ‘incancelable’, y que compartir la información con “los amigos de los amigos” –en lugar de sólo elegir la opción “sólo amigos”– es como darle la información a cualquiera”.

Una manera concreta de ejercer esa tutela es precisamente convertirse en “amigos” digitales de los hijos en la red social que usan, no sólo Facebook, desde luego.

Y aquí empieza el trabajo cercano y amoroso de un padre de familia. Trabajo que significa hacer comprender al hijo que cuando tengan una duda o problema, también en el “mundo digital”, el padre y la madre estarán también ahí para ayudarlo y no para vigilarlo.

De ahí que se les pueda proponer a los hijos más reacios a aceptar a los propios padres como amigos, dejar a los papás como “amigos” de segundo rango, dándoles acceso sólo a un cierto nivel de información.

El 12 de septiembre de 2010 “Il Corriere della Sera” publicaba en la sección de salud 10 consejos dirigidos a los padres (p. 59):

1. Identificar las reglas compartidas de navegación en Internet, de modo que los hijos se sientan partícipes en la elaboración de ellas y, en ese mismo sentido, responsables al cumplir lo que ellos mismos pudieron proponer razonablemente.

2. Colocar la computadora en un lugar visible. De preferencia fuera de la propia habitación.

3. Aprender el uso de Internet.

4. Utilizar sistemas de protección (filtros).

5. Hablar habitualmente con los hijos sobre el uso que hacen de Internet.

6. Recomendarles y recordarles que en la web no es conveniente dar o dejar datos personales como domicilio o teléfono.

7. Recomendar jamás pedir fotos o videos personales de forma online y menos repartirlos a quienes no se conoce personalmente.

8. Ser claros en los riesgos que se derivan del contacto con desconocidos en Internet (pedofilia, secuestros, violencia, etcétera).

9. Evitar el uso de Internet por la noche. Habituarlos siempre a avisar a los papás que se usará Internet y, en el caso de estar en un chat, con quién se estará “chateando”.

10. Navegar y “chatear” juntos, al menos inicialmente, para orientarlos en la práctica sobre qué es la privacidad en Internet y cómo relacionarse ahí.

Aunque redes sociales como Facebook especifican que son para mayores de 13 años, la realidad es que cada vez más niños obtienen perfiles en esa u otras social network. Un padre de familia convertido en “amigo” es un recurso de cercanía y un apoyo moral para todos esos adolescentes que están formando su personalidad.


(Por Enrique Mujica, Colaborador Mujer nueva, 2010-11-19)

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Adviento: Esperando la Navidad


El adviento es conocido por todos como ese tiempo que precede a la Navidad, siempre lo hemos considerado como un tiempo de espera y por eso mismo de preparación para el nacimiento de Niño Dios.

Sin embargo como cualquier regalo que pretendemos abrir y estrenar rápidamente es en lo que estamos convirtiendo este tiempo, que cada año que pasa se pretende anular, y pasar directamente a una pseudo-navidad donde se dan primacía a las compras. Todo esto nos lleva cada vez más a un ritmo de prisas, y de huir del tiempo presente. Y bien nos lo decía el personaje del Principito en la obra de Antoine Exupery: “Corremos tanto, que es fácil no ver, no escuchar, no dialogar, no acariciar, no sentir, no pensar…y en consecuencia, no ama .El amor necesita un ritmo, una cadencia que no sabe de prisas.” Y es que eso de esperar parece que no se lleva, lo llevamos a día de hoy muy mal, se lleva eso de lo quiero ya y cuanto antes mejor, y eso nos ocasiona muchas ansiedades y angustias, que en psicología conocemos como falta del control de los impulsos. Sin embargo ¿Cómo vamos con esa actitud a preparar algo tan importante como es la Navidad? Las calles aparecen iluminadas y ¿nuestros corazones se iluminan? Si que es cierto que cada vez más los padres lo tienen más complicado porque la publicidad hace estragos en los más pequeños y es difícil explicarles el verdadero sentido de la Navidad, ¿Y cómo hacerlo? A veces pensamos que los niños necesitan grandes explicaciones pero creo que eso no es necesario valiéndonos de la información que reciben perfectamente les podemos orientar a que comprendan porque el adviento es necesario antes de llegar a la Navidad.

Así una anectoda a la que suelo recurrir es a la de los supermercados, ver como los niños consumen cualquier alimento o golosina antes de pagarlo en la caja, cuando les tenemos que explicar que las cosas necesitan de una espera, porque existe un por qué, muchos dirían que así “reprimo” a mi hijo, como me han comentado en muchas ocasiones; sin embargo no creo que esto sea motivo de represión y si como vehiculo de facilitación social, para ayudarlos en su adaptación en un mundo donde hay unas pautas mínimas que cumplir para que todos podamos convivir. Mira si es necesario esperar, que también esperamos en la parada del auto-bus, en la cola del pan, incluso una embarazada necesita de un tiempo para dar a luz, et. Sin embargo nos damos cuenta como lo material lo que se puede controlar hace que el ritmo de la vida este más bajo el control humano que divino. Parecería que el titulo de este artículo no tiene nada que ver con su contenido, lo que si he pretendido es resaltar el concepto de ESPERA. Que como vemos cumple una función social, que eso es perfectamente comprensible, pues bien por qué no dar un paso más y le damos ese matiz de trascendencia: ¿Para que esperar? Yo les animo a ello, a ser más conscientes del tiempo presente, de respetarlo y de no intentar controlarlo. De esa manera viviremos con más tranquilidad y alegría la verdadera preparación para que Dios no solo nazca en nuestras casas sino en nuestros corazones, solo así nos saldrá del corazón hacer participes a los demás de ese: ¡Feliz Navidad!


Mª Del Carmen González Rivas.
Psicóloga

viernes, 26 de noviembre de 2010

Casi una escuela de padres

Como ejemplo de lo que puede aportar el buscador, Google Creative Lab y la agencia Johannes Leonardo han lanzado en EE UU una campaña que incluye este spot en el que un padre busca la información que va necesitando...


lunes, 22 de noviembre de 2010

Quien soy deja huella

A veces la incomunicación surge cuando a quien tenemos a lado no le reconocemos. Se dice que "reconocer al otro es reconocerle todo el". La fijación en lo negativo y el olvido de reconocer lo positivo nos lleva a pensar en nuestro interior que a veces no merecemos la pena,son muchas variables por su puesto las que hay que considerar en estos casos, pero si es cierto que cuando contamos con una perosna que te reconozca que te valores no por lo que haces sino porquien eres tu identidad se refuerza y cobrá aún más valor. Esta historía habla de una cadena que podemos empezar muchos de nosotros y que estoy segura tendrá mucho fruto.

http://www.youtube.com/watch?v=A0gJQ-BfgSE (Para ver el enlace)

Mª Del Carmen González Rivas
psicóloga

jueves, 18 de noviembre de 2010

Sobre la autoridad y el respeto



Cada vez son presa de consultas psicologicas padres que asisten con sus hijos porque estos según dicen muestran un estado de apatía, rebeldía que no hay quien controle. Este tema es más que señalado desde hace tiempo por psicólogos que lo describieron como "el sindrome del emperador", "el pequeño dictador" y un sin fin de etiquetas para referirnos a niños imposibles.

Los padres desesperados por esta situación piensan que todo esta "perdido" que su hijo cambie será casi imposible (y en cierta medida si lo es).
Es cierto que esta idea abunda en nuestos pensamientos cuando pensamos asi en que el otro es que debe cambiar, y por que no cambio yo que es más fácil. ¿En donde queda mi confianza como padre? ¿mi respeto? ¿mi dignidad?. Hay un miedo terrible unido a un sentimiento de culpa tan importante que en la mayoria de ocasiones unos padres prefieren aguantar ese malestar que poner remedio.

Y es que es muy sencillo, para que su hijo cambie (que tenga un mayor probabilidad de cambio) cambie usted.

Mª Del Carmen González Rivas
psicóloga

lunes, 15 de noviembre de 2010

En defensa de la familia

Benigno Blanco presidente del foro d ela Familia nos habla de por qué promover y promocionar a la Familia en su libro: "En defensa de la Familia"

lunes, 8 de noviembre de 2010

THE WAY: Un viaje para despertar

La vida a veces dicurre sin darnos cuenta de cómo la vivimos. De alguna manera, en muchas ocasiones nos empeñamos en llevarla por el sendero de la infelicidad. "The Way" representa para todos aquellos que han realizado la experiencia del camino de Santiago, un punto de inflexión para optar por una vida mejor.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Normas para mejorar la rutina

En familia a veces es dificil mejorar si no hay un minimo vivel de oraganización en el hogar. Todos en la medida de sus posibilidades pueden cumplir una serie de normas o pautas de conducta. En el caso de los hijos es lo más idóneo inculcarlas desde pequeños, pues no hay nada mejor que hacerles participes de colaborar con las tareas de la casa; de esa manera van adquiriendo responsabilidades y autonomia, aspectos que son fundamentamentales para el desarollo y crecimiento personal.

Por eso os invitamos a ver en el siguiente enlace: un fragmento de uno de los programas de Supernany, que dirige la psicologa Rocio Ramos-Paúl.




http://www.cuatro.com/supernanny/videos/normas-mejorar-rutina/20071019ctoultpro_15/

viernes, 29 de octubre de 2010

El dolor y la muerte: una enseñanza para la vida


No se si en alguna ocasión habrán leído la experiencia del psiquiatra vienes Vicktor Frankl en los campos de concentración de la Alemania nazi de la II Guerra mundial, el decía que durante esa trayectoria en donde vivió esa experiencia intento darle un sentido a su vida, más que interrogarse una y otra vez porque estaba sucediendo lo que sucedía a su alrededor, todo ello le servia para pasarlo por el corazón y dar rienda suelta a su mano de escritor en su conocida obra el hombre en busca de sentido. Y es que lo que nos narra este autor nos sirve para que a día de hoy podamos reflexionar sobre la experiencia del sufrimiento y del dolor.

Así hemos iniciados durante este fin de semana lo que conocemos tradicionalmente como los santos y fieles difuntos. Pues bien la Iglesia que como madre conoce al hombre nos pone este día para que nos ayude a encontrarnos con nuestra propia finitud, porque queramos o no igual que venimos a la vida también nos encontramos con la muerte. Actualmente gracias al mundo de la globalización nos enteramos de que a miles de kilómetros hay una guerra y han fallecido personas, que el fin de semana pasado ha habido varios accidentes de tráfico y también han fallecido personas, sin embargo estas noticias que nos saturan pasan inadvertidas al ver que no nos tocan cercanas. Es cuando se trata de alguien de la familia, un hermano, un padre, un hijo o un amigo si que nos llega profundamente cuestionándonos el por qué de su muerte, de quedarnos con un sentimiento de tristeza, de vació y dolor. Lo que hoy comúnmente conocemos como duelo, porque nuestra naturaleza que es sabía necesita expresar también el sufrimiento, el dolor, la amargura y la pena de saber que alguien valioso he perdido. Y esto es algo muy importante que nos ayuda a entender nuestro ciclo de la vida, porque si bien se ha dicho “la vida es empezar a morir”. Por eso cuando empezamos a ocultar esta evidencia y hacer que la muerte sea algo molesto y que conviene no citar demasiado es cuando se convierte en algo que no es normal y nos causa paradójicamente mayor dolor. Pues así se ve muchas veces en las consultas de profesionales en este campo la presencia de duelos patológicos que en algunas ocasiones se consideran como tales porque la persona no se ha permitido expresar su dolor, porque ha pretendido sobrellevarlo ocultando para si ese intenso sufrimiento, y lo que es más también hacia los demás como si realmente perder a un ser querido no representase un pérdida. Este es el caso de los niños ¿Cuántas veces no hay una verdadera pedagogía del dolor y de la muerte hacia los niños? Decía Elisabeth Kubler Ross, experta en el tema de cuidados paliativos “Los niños -afirmaba- lo saben intuitivamente; si no les contagiamos nuestros miedos y nuestro dolor, ellos tienen la capacidad de enseñarnos muchas cosas.”

Y así es, ¿cuantas veces nuestros mismos miedos nos impiden compartir el dolor con ellos poniendo bajo excusas que hay que evitarles el sufrimiento a toda costa? Tal es así que seguimos la corriente norte americana con la fiesta de halloween que más allá de lo que quizá también representara en su inicio se vive ahora como una fiesta de disfraces como un solapamiento con nuestra fiesta de los santos y fieles difuntos, dejando que esta pierda su esencia y desaprovechando la ocasión de hablar a nuestros hijos sobre este tema.

Sin embargo cuando hay una auténtica pedagogía de la muerte, cuando se enseña a los niños a dolerse de las pérdidas desde bien pequeños, con un animalito, con un personaje de ficción de una película, los cuentos, y con lo fundamental que es vivir la pérdida de familiares cercanos ayudamos a nuestros hijos a que la muerte hay que encajarla en el corazón y no rehuir de ella, Y más aún cuando esa pedagogía del dolor y de la muerte tiene una enseñanza cristiana que nos ayuda a no ahogarnos en el sufrimiento y ver de alguna manera como también decía Elisabeth que “ la muerte no es más que una transición de esta vida a otra existencia donde y no hay dolor ni angustias. Tener conocimiento de ello me ayuda, en mis propias pérdidas y duelos”.

Mª Del Carmen González Rivas
Psicóloga

lunes, 25 de octubre de 2010

Vivir para siempre: una película de valores

Para todos aquellos padres interesados en la educación en valores de sus hijos (en la solidaridad, en la generosidad y el respeto; en la perseverancia y la superación de uno mismo) os informo que dentro de unos pocos días se estrenará en España la película Vivir para siempre, concretamente el próximo 29 de octubre.

La película trata de un niño, Sam, de 12 años, a quién le encantan los datos, recopilar historias y sucesos fantásticos. Quiere saber sobre ovnis y películas de miedo, aeronaves y fantasmas. También quiere saber cómo se sienten los adolescentes porque él no llegará a serlo. Tiene leucemia y quiere conocer todos los datos sobre la vida pero también todos los detalles sobre la muerte. Y está dispuesto a averiguar las respuestas a las preguntas que nadie quiere contestar. Por eso decide escribir un diario sobre él.


Tiempo de ocio de calidad para tu familia

Esta película, divertida y entrañable, incitará a reflexionar a nuestros hijos sobre el privilegio que es vivir, sobre el sentido de la vida y de la muerte, sobre nuestra responsabilidad hacia los demás y hacia este mundo a veces tan injusto, sobre los objetivos que nos marcamos o que nos deberíamos marcar.

¿La edad recomendable? Desde que tienen uso de razón. Un niño de 6 años es a veces más empático y entiende mejor los sentimientos que otro de 16. Tú conoces a tu hijo; si crees que puede extraer de esta película tan siquiera una sola idea positiva, lo puedes llevar.



Fuente: solohijos.com

lunes, 18 de octubre de 2010

VIVIR ES UN ASUNTO URGENTE

"Se tu el cambio que quieres ver en el mundo empieza por ti" Gandhi. En este sentido el escritor Mario Alonso Puig nos aporta la luz necesaria para darnos cuenta de que merece la pena vivir cuando nos ocupamos de nostros mismos. Redescubrir nuestras fortalezas y recursos y vencer nuestros propios miedos nos ayudará en nuestro crecimiento personal.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Identidad fuerte, adolescentes seguros

Experimentar es parte del aprendizaje, pero hay quienes lo hacen arriesgando su vida. Ayudar a los hijos a desarrollar una identidad propia es la clave para evitar que una conducta temeraria aislada se transforme en un patrón de acción.
“El que no se arriesga no cruza el río”, indica el dicho, y no deja de tener razón. Una de las mejores fórmulas para aprender es experimentando, lo que implica tomar riesgos. Por lo mismo es que como padres debemos estar abiertos y alentar a los niños a hacerlo.



Pero hay personas que, por su temperamento, viven siempre al límite. “La mayoría de los adolescentes, después que han tenido experiencias fuertes por haberse arriesgado seriamente, aprende dónde está el límite y no vuelve a cruzarlo, pero están estos otros que no”, explica la psiquiatra norteamericana Pamela Foelsch. “Ellas escapan del proceso normal de aprendizaje, e incluso ponen en peligro su vida y la de otros”. ¿Cómo detectarlos y evitar que hagan del riesgo un estilo de vida?
“La patología está determinada por la severidad y frecuencia del comportamiento riesgoso, así como el contexto en el cual ocurre. Los adolescentes que repetidamente se ven cruzando la línea, están en más riesgo de padecer una patología”, asegura la Dra. Foelsch.
El problema es que muchos padres, sin embargo, consideran que situaciones como conducir rápido o probar la marihuana forman parte del desarrollo, son “ritos” de paso a la adultez. Pueden excusarlos diciendo que “son sólo niños” o tener una falsa sensación de seguridad al pensar “yo hice las mismas cosas y terminé siendo una persona normal”. Sin embargo, cualquier comportamiento que constituya una amenaza para la vida debe ser considerado una señal de alerta. En otras palabras, puede ocurrir la experimentación ocasional, pero es la repetición e intensidad la que indicará si un adolescente está en problemas o no.

Falta sentido común
Pareciera que el fondo del asunto es que, más que nada, lo que los adolescentes carecen es criterio. “El sentido común es la capacidad para hacer dos cosas: primero, mirar la situación, anticipar las consecuencias y elegir el mejor camino”, dice la Dra. Foelsch. “Y segundo, si una vez tomada una decisión ésta trae consecuencias inesperadas, el sentido común consiste en que uno aprenda y aplique lo aprendido a una situación futura”.
Debido a muchos factores, la habilidad para reflexionar antes de actuar y de obtener la suficiente información para hacer de esa reflexión algo útil, está menos presente en los adolescentes. Algunos suelen actuar primero y pensar después o simplemente no tienen la suficiente experiencia para recabar la información que les permita tomar una mejor decisión.
Por eso es que los padres tienen una importante misión: proveer a sus hijos la mayor cantidad de información posible relacionada a la mayor cantidad de situaciones de la vida. Algo que debiera comenzar cuando los niños son chicos y debiera continuar durante toda la vida. “Cada situación es una oportunidad para enseñar a un niño a identificar qué debe hacer para resolver un evento, qué lo hizo positivo o negativo, y qué pudo haber hecho distinto que pudo haber mejorado el resultado”, explica la Dra. Foelsch. Incluso más importante, señala, los padres pueden moldear esto al compartir su propio proceso interno cuando tienen que tomar una decisión. “Si los hijos ven que sus padres no siempre saben inmediatamente qué deben hacer y que pasan por un proceso de considerar la situación antes de actuar, entonces ellos también considerarán válido no saber qué hacer en determinadas situaciones, y sabrán que tendrán opciones y que está en sus manos tomar la mejor elección”.

Formación de la identidad
En esto tiene crucial importancia el tener una identidad sólida, porque cuando la hay, los adolescentes son capaces de mantenerse firmes ante las situaciones que enfrentan. “Por ejemplo, al ser presionado a tomar alcohol o drogas, al adolescente que tiene una identidad normal le costará menos tomar una decisión que lo proteja; esa es una manifestación de ‘sentido común’”, agrega la Dra. Foelsch. Cuando la identidad, en cambio, está perturbada, el adolescente puede comprometer su integridad física, mental o emocional con tal de serntirse estimado por el grupo. En esta situación, el sentido común se pierde progresivamente a medida que el adolescente se va con el grupo.
“Esto se logra básicamente al interior de la familia, con ambos padres presentes, capaces de formar en valores y virtudes morales, estableciendo límites claros y educando en este sentido, desde pequeños, la voluntad de sus hijos. De este modo el niño va teniendo claro qué es lo que lo diferencia de los otros”, señala Ana María Rodríguez, profesora de la Universidad de los Andes.

Detectando una patología
La Dra. Pamela Foelsch es Doctora en Psiquiatría, y junto a la Dra. Paulina Kernberg (destacada especialista chilena) desarrolló un programa pionero en el trabajo con adolescentes. Su nombre: el Tratamiento de Identidad en Adolescentes, cuyo objetivo es reducir la posibilidad de desarrollar trastornos de identidad.
• Ana María Rodríguez, profesora de la Escuela de Psicología de la Universidad de los Andes, explica: “En particular, el tratamiento está destinado a tratar a todo tipo de adolescentes que tengan conductas autodestructivas como no ir a clases, agresividad, irritabilidad, desmotivación, desgano, uso de sustancias, no alimentarse bien, euforia, ansiedad, etc.”
De esa manera se pretende prevenir la instalación de un trastorno de personalidad de manera crónica en la adultez: personas con conductas impulsivas, que fácilmente caen en adicciones, tienen dificultad para mantenerse en un trabajo estable y en relaciones de pareja duraderas.

Escrito por Pía Orellana G. / Nº 169
fuente: www.hacerfamilia.net

viernes, 8 de octubre de 2010

Como encajar el pasado personal en la vida de pareja.

Cuando una pareja se casa no cambian las cosas automáticamente. Cada uno de los miembros de la pareja trae su propio pasado y su propia historia, sus propios traumas y conflictos. Los problemas vividos en la familia de origen surgen una y otra vez en la persona creando más de un conflicto. ¿Cómo influye el pasado individual en la pareja? ¿Qué podemos hacer para que el pasado del otro no cree tensiones en nuestra actual relación?



Tengamos en cuenta varios elementos:
1.-Nuestras experiencias familiares pasadas influyen en la forma de relacionarnos en la pareja.
2.- Muchas veces respondemos a lo que vivimos en el pasado con las actuaciones de hoy. Es como una respuesta a algo que en su día no pudimos hacer y ahora sí.
3.- Estas situaciones se dan en todos los matrimonios. Lógicamente dependiendo de la madurez de los miembros se dará con mayor o menor dolor.
4.- Nuestras formas de relacionarnos se basa en lo que aprendimos en nuestras familias de origen.
5.- Un especialista en terapia familiar ha llegado a decir que en toda cama matrimonial existen seis personas: la pareja y sus dos parejas de padres. Cuando una pareja se casa no es consciente de gran parte de todo esto, sino que se va descubriendo a medida que evoluciona la relación matrimonial. Normalmente es nuestra pareja la que nos recuerda que somos como nuestros padres y madres.

¿Qué hacer para ir asumiendo nuestro pasado individual en nuestra pareja?
1.- Reconocer que muchas dificultades proceden de las reglas y normas de nuestras familias de procedencia. Muchas veces tenemos una tendencia inconsciente de volver a lo que vimos en nuestras familias en la infancia. Es necesario que nos demos cuenta de qué aspectos son los que vienen de nuestra infancia y tratar de cambiarlos.

2.- No debemos de etiquetar las dificultades que proceden de las familias como correctas o erróneas. No debemos de aprovechar los conflictos para menospreciar a nuestra pareja y a su familia. Por el contrario hay que tomarlo como una señal de que necesitamos aprender a negociar nuestras diferencias.

3.- Tenemos que intentar lograr la conversión cristiana interior hacia el otro. Para poder hacerlo cada uno tendrá que aprender a expresar con claridad sus propios pensamientos y necesidades.

4.- Muchas veces esperamos que el otro dé respuesta a nuestras necesidades que tienen su origen en la infancia. No nos relacionamos con el otro como si fuese nuestro marido o esposa sino como si fuera nuestro padre o madre. Tenemos que aprender a ver al otro como lo que es, no como nos gustaría que fuese.

5.- No debemos de descuidar los asuntos irresueltos con nuestras propias familias. Una buena forma de encarar los temas es expresarlos y ver por qué surgieron.

Fuente: buzoncatolico.es

lunes, 4 de octubre de 2010

CONGRESO FAD 2010


Con el título de: El impacto de la crisis sobre unas familias en cambio la Fundacion de Ayuda contra la Drogaddicción (FAD) ha celebrado la semana pasada en Madrid un congreso.

La crisis en la que vivimos inmersos al menos en los últimos años está teniendo un impacto real, cotidiano y visible en las vidas de muchas familias españolas, afectando directamente, en mayor o menor medida, a su nivel de vida y a sus expectativas de futuro.

Pero aún siendo importante esa dimensión de los efectos más evidentes a simple vista, la presente crisis parece estar teniendo una influencia en elementos más profundos de nuestro modo colectivo de pensar, de las cosas que valoramos. Es probable que la crisis esté agudizando la tendencia en nuestra sociedad a priorizar aquellos valores que parecen más amenazados en estos momentos, tales como la seguridad o el bienestar, así como aquellos que priman lo individual frente a los que anteponen lo colectivo y que pueden percibirse ahora más que nunca como deseables pero no prioritarios, tales como la solidaridad, la tolerancia o el respeto.

Analizar el sentido de estas repercusiones en la vida de las familias, los cambios en los estilos de vida familiares o en los roles de sus miembros, obligados por la adaptación a estas nuevas exigencias del contexto socio-económico actual y de las perspectivas del futuro, así como las implicaciones que tendrán en la relación padres e hijos y, en especial, en la educación familiar, ha sido el objeto de tal congreso.

En esa preocupacion por por la educacion familiar la Fad pone a disposición un curso virtual para padres, para más información: www.fad.es

martes, 28 de septiembre de 2010

Una experiencia humana

La película-documental la "experiencia humana" llega España.




Una película donde la realidad esconde un mensaje: "cuando uno da hay ESPERANZA", porque ella es la propia del ser humano, la que no se rinde y crece en la debilidad y en el sufrimiento.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Entrevista a BORIS CYRULNIK* : Sobre la Resiliencia



Por Catherine Nay y Patrice De Meritens (**)

Contra las falsas evidencias de la psiquiatría, Boris Cyrulnik propone volver al sentido común. Y a las estadísticas: una infancia infeliz no conduce necesariamente a toda una vida infeliz; una infancia feliz no lleva necesariamente siempre a un desarrollo saludable.

Entrevistador (E.): ¿El título de su libre "La Maravilla del Dolor" podría hacer pensar que usted hace la apología de la desesperación?
Boris Cyrulnik (B.C.): Al contrario se trata de un libro de esperanza, porque luego de haber escuchado durante 35 años de carrera psiquiátrica, incluyendo de la boca universitarios y terapeutas, que uno no se repone de ciertas heridas de la primera infancia, yo afirmo lo contrario ! Esto nos lleva a una estrategia de la
existencia totalmente diferente. Cuando uno es psiquiatra, la cuestión no será entonces afirmar a quienes nos visitan:
"Ustedes están heridos, ustedes están perdidos!" sino de formular la pregunta: "Qué va a hacer usted con sus heridas?".
La visión profesional es por definición sesgada puesto que en nuestros consultorios, sólo vemos a la gente herida que no tuvo la suerte de poner en marcha los mecanismos de resiliencia, y para quienes la psicoterapia constituye un modo de defensa contra la agresión.
Felizmente, no es el caso de todo el mundo

E.: ¿Qué entiende usted por resiliencia?

B.C.: Es un término de la física que designa la resistencia al choque o a la presión de un material. Los buzos de Toulon lo emplean corrientemente. Aplicado a la psiquiatría, demuestra que un niño se las arreglará mejor si antes de la herida psicológica – lo que se llama el "estropicio" (o de la caída estrepitosa), pudo "tramar" un principio de personalidad, y si alrededor de él, luego del estropicio se le organiza una red de "tutores del desarrollo", es decir, posibilidades de sostenerse, de agarrarse de alguien o de algo.
El hecho por ejemplo de perder a su madre en la temprana infancia, no condenará forzosamente al adulto a la infelicidad si encuentra ayudas sustitutas. René Spitz, que fue presidente de la Sociedad Británica de Psicoanálisis y Anna Freud fueron los primeros, durante la segunda guerra mundial que sostuvieron esta teoría, pero lo que hoy parece una trivialidad fue muy mal recibido en aquella época e incluso más tarde, porque en los años ’70, esta idea le costó su puesto de profesor al psiquiatra John Bowlby.
René Spitz y Anna Freud pretendían que si un niño había sido privado de madre de forma duradera durante sus primeros años, pasaba por tres estadios que todos los psicólogos conocen –protesta, desesperanza e indiferencia- pero si se les proponían sustitutos varios durante el periodo crítico de su desarrollo, podía retomar el curso del mismo.
Para dicha afirmación Spitz se apoyó en el estudio de varias poblaciones, una de las cuales de 200 bebes sobre los cuales 19 murieron, 23 resultaron antisociales, delincuentes y psicópatas mientras que todos los otros salieron adelante. ¡Es precisamente por el hecho de que salieron adelante que nadie se interesó en ellos!. Una vez que uno escapa a las consultas psiquiátricas sale de los parámetros de estudio, ya no hace parte de las conclusiones y es así como se perpetúa la leyenda de la maldición de la infelicidad.
Afirmando esto, yo soy consciente de ser "psiquiátricamente incorrecto", pero hace falta que alguien se dedique a poner un cierto número de ideas simples en su lugar...

E.: Encuestas realizadas en medios o ámbitos que favorables, demostraron que se llegaba a la misma proporción de depresiones y accidentes psíquicos que en la población en general...

B.C.: Sí. Le debemos al psiquiatra norteamericano George Vaillant este excelente trabajo. Él siguió 240 estudiantes de Harvard. De estos trabajos, surge que el 30 % de niños no heridos de Harvard presentan descompensaciones psíquicas graves, lo que prueba que los factores determinantes difieren según las etapas de la construcción de la personalidad.

E: ¿Podemos deducir que una infancia demasiada protegida le impide al niño construir sus mecanismos de resiliencia?

B.C.: Es lo que pretende Vaillant arriesgándose a que le reprochen la aceptación del maltrato de los niños, cuando en realidad se trata simplemente de no sobreprotegerlos. Si se maltrata un niño, no solamente se lo hiere (o lastima) de por la vida sino también se lo puede matar afectivamente –es el caso de los pequeños rumanos anaclíticos- sin embargo, un niño sobreprotegido no es un niño feliz en la medida en que está privado de victorias.

La experiencia lo a aprobado: en una población privilegiada, aquellos que les va mejor son quienes tuvieron que afrontar pequeñas pruebas, desafíos, naturalmente adaptados al estadío psíquico de su desarrollo.
E.: ¿Cómo define usted una pequeña prueba?

B.C.: Se trata simplemente de aquello que no es dado de entrada, de lo que demanda un esfuerzo particular. El ejemplo tipo de la dedicación materna o paterna valorizado por nuestra cultura llamada de Spook –se trata del médico que defendía la teoría de que había que dejarles hacer todo a los chicos, y de quien los norteamericanos dicen hoy que arruinó a toda una generación- es esa frase emblemáticas de padres que se consideran perfectos cuando en realidad no son más que simbióticos (o fusionales): "Tengo frío, ponte tu pulóver, abrigate!". Quieren ser tan buenos padres que resuelven los problemas del niño en su lugar. Eso priva al niño de toda iniciativa, por lo tanto, de toda victoria y de todo orgullo de él mismo.
Una madre sacrificada, que declara que ella no cuenta, no educa mejor a su hijo que una madre personalizada, es decir, capaz de afirmar su autoridad diciendo "yo". Se trata de hacer progresivamente responsable al niño. Insisto sobre el hecho de que esto no significa de ninguna manera que los padres deban ser malos: yo creo al contrario que es fundamental que una madre sea gentil y un padre presente. Esto es evidente.
Padres suficientemente personalizados no deberían ni siquiera tener que levantar la mano, porque hacerlo significa confesar que uno es incapaz de ejercer autoridad y que carece de fuerza...

E: "La resiliencia se construye", dice usted. ¿Puede también ser instintiva?

B.C.: La palabra "instinto" es un término inventado en el siglo XVIII para a Descartes, de manera de separar a aquellos que tienen un "instinto" de aquellos que tenían "un alma". Le creó un problema a la biología y hoy se lo considera obsoleto. Todos aquellos que sobrevivieron a los campos de concentración se construyeron su propia resiliencia: yo conocí un polaco que me dijo haber podido salir de Auschwitz porque él buscaba acordarse de ciertas frases de Proust. De esta manera recreaba un mundo íntimo de poesía que le permitía evadirse de una realidad terrorífica.
Genoveva Anthonioz-de Gaulle encontró el mismo mecanismo de defensa, cuando explica que ella siempre buscaba acercarse a "aquellas que conocían poesías". Es la búsqueda y afirmación de aquello que es específicamente humano, lo que construye la resiliencia y condiciona la supervivencia frente a las máquinas de triturar totalitarias.

E.: ¿Cuáles son los mecanismos que permiten esta construcción de la resiliencia?

B.C.: Son mecanismos de defensa y adaptación, inevitables pero a menudo costosos y que remiten a la metáfora de la amputación de la pierna engangrenada para salvar al resto de la personalidad. En los niños heridos se encuentran mecanismos de defensa que pueden durar casi toda la vida. Los más frecuentes son el "clivaje" y "la negación".
En lo que se refiere al clivaje, pensamos que si uno comparte su herida, será considerado por el otro como una víctima y que se identificará con su mirada llena de compasión. Esta fórmula conduce a realizar una carrera de víctima: el hecho que los niños de la asistencia pública que no eran enviados a la escuela terminaban como empleados de granja o domésticos era una profecía creativa que existía en la mirada de aquellos que Freud llamaba los normópatos, es decir, anormalmente normales, puesto que se sometían a toda regla social. El polo opuesto del clivaje es que si uno se pasa todo el tiempo expresando su herida, uno se somete a una identidad narrativa que uno terminará por aceptar haciendo (o realizando) una carrera de sub-hombre de pobre tipo pero si uno esconde su miseria y se defiende de la mirada del otro, uno logrará ofrecer de sí mismo la parte sana de su personalidad a costa de, todas las noches en la intimidad, de sufrir a escondidas –lo que se llama "la cripta" - y a revivir para sí su tragedia dolorosa, la cual depurándose con el tiempo se torna más y más violenta. Es el precio de la adaptación a la mirada social.
El segundo mecanismo es el de la negación. Consiste no en esconder como en el clivaje, sino en minimizar los acontecimientos vividos y hacer creer que esta perspectiva es muy normal, lo cual es falso. Es una forma de autoengaño para recuperar la autoestima. Es igualmente un mecanismo de defensa costoso en la medida que impone adaptar su estrategia de vida al engaño y no a sus capacidades familiares, personales o sociales. Eso genera falsas esperanzas, falsas creencias: por ejemplo empleados de granja que sueñan toda su vida en convertirse en famosos comediantes. Algunos lo logran pero la mayoría parten en la dirección de ese sueño sin procurarse los medios para concretarlo. De ahí crueles desilusiones...
E.: ¿Y se desarrolla uno u otro de estos mecanismos?

B.C.: Casi siempre los dos. Es una legítima defensa pero que puede volverse peligrosa.

E.: ¿Existen mecanismos más constructivos?

B.C.: Sí, por ejemplo el altruismo. Es muy frecuente por ejemplo en mujeres violadas que, los dos tercios de ellas frecuentan asociaciones. Esto les permite, a menudo sin hablar de ellas mismas, comprender y saberse comprendidas, escuchadas. Lo que le permite afirmar a Maryse Vaillant que ellas se reparan reparando.
Está también el recurso del humor. Stalin pretendía, respondiendo al poeta Jaques Prévert cuyo espíritu vivaz y espontáneo lo fastidiaba –para un comunista- que "los pueblos felices no necesitan humor". La observación, más allá de ser sospechosa de un humor negro subyacente, no es totalmente falsa en la medida en que el humor permite establecer una distancia con el trauma. Es una forma, expresando su sufrimiento, de provocar la sonrisa y no la compasión y por lo tanto de dominar la situación emotiva. Es lo que describe maravillosamente el film de Roberto Benigni La vida es Bella. Simultáneamente, también muestra la ambigüedad de tal actitud: si el humor permite soportar lo insoportable, puede conducir a adaptarse a la agresión a tal punto de volverse la víctima de la misma. De ahí la última frase de la película: "Ganamos, los engañamos pero estamos muertos de risa..."
E.: En su cruzada contra el pensamiento único en psiquiatría, usted afirma también que es falso afirmar que un niño golpeado será un adulto violento...
B.C.: ¡No solamente es falso, sino que es criminal difundir esta idea!. Muchos ex niños maltratados explican en la intimidad de los consultorios médicos de que cuando se enamoran, la angustia les impide declararse y los lleva a hacer todo lo posible para alejarse del ser querido, a fin de no fundar una familia y de evitar así reproducir el esquema parental. Esto vendría a expresar que los niños que han sido maltratados por sus padres son luego maltratados por la cultura de aquellos que cobran por protegerlos. Efectivamente ellos sólo tratan a aquellos que repiten el maltrato sin tener en cuenta a aquellos que se sustraen. Sólo tienen en cuenta a aquellos que justifican la teoría.
Sin embargo, muchos investigadores del CNRS ( prestigioso Centro de Investigación del Estado francés) hicieron el estudio inverso y mostraron, junto al británico Michael Rutter que sólo el 40 % de los niños maltratados, fueron padres maltratadores.
Por mi parte yo seguí a 43 niños maltratados, pero salvados por un sistema social que funcionó bien. Los seguí luego en psicoterapia cuando ya alcanzaron el estadío parental. Otros colegas hicieron los mismo y observamos que solamente hubo entre un 5 y 10 % de repetición del maltrato por el hecho de que estaban bien contenidos psicológicamente y socialmente.
No deja sin embargo de ser igualmente cierto que si se aplica este porcentaje a los 60.000 niños maltratados de nuestro país, quedarán entre 3.000 y 6.000 niños maltratados que repetirán el maltrato o sea un número suficiente para llenar todos los consultorios y justificar la teoría de la maldición de la infelicidad. Esta metodología ignora al 95 % de los niños maltratados que dicen –lo que yo mismo escuché con mucha frecuencia:
"Después de lo que yo viví, si me atreviera a levantarle la mano a mi hijo me moriría de vergüenza".

E.: En el transcurso de sus investigaciones, usted inventó un curioso juego de palabras: El "para-dicho"("para- dit...")

B.C.: ¡Imagínese que para mi gran sorpresa los semióticos y los lingüistas están encantados con este juego de palabras!. Si consideramos el contexto o el como de la palabra, advertimos, que hay una manera de decir "te amo" por ejemplo, que significa lo contrario... es precisamente aquello que es intensamente percibido a través de ciertas rigideces, ciertas tonalidades o crispaciones. Las personas heridas estás clivadas pero el secreto chorrea, supura, siempre e indica la zona misteriosa, la cual está más en el orden de lo no dicho que del secreto y constituye el para-dicho.
Yo puedo ilustrarlo con el caso de una señora, que ingresó en la Resistencia a la edad de 15 años y que tuvo que matar a un responsable de la Gestapo, acto que los nazis sancionaron ) fusilando a 30 rehenes. Esta mujer permaneció sola con el peso de este acto organizando toda su vida alrededor de esta culpa la cual no compartió con nadie. Todo lo que ella no podía decir, lo "paradijo" escondiendo de una manera muy abierta, ostentosa su arma sobre un estante, hasta que su nieto la descubrió a los 15 años. A partir de que el joven formuló preguntas al respecto objetivando de esta manera el problema, le permitió a esta persona no de hablar porque todavía le resultaba demasiado doloroso, pero sí de escribir un pequeño manuscrito de 40 páginas donde ella contó su guerra...
Sólo después de este episodio pudo decirme: "¡Por fin, me siento completa, entera!"

E.: ¿La moral de su libro es entonces que una historia infeliz no conduce necesariamente a un destino infeliz?

B.C.: Exactamente, del mismo modo que una infancia feliz no alcanza, no garantiza la construcción de un adulto que alcanza su plenitud como persona.


Notas
(*) El Dr. Boris Cyrulnik es Director de Enseñanza de la Universidad de Toulon-Var. Neuropsiquiatra, psicoanalista, etólogo francés y uno de los mayores exponentes en el mundo de la teoría y práctica de la Resiliencia.
(**) Esta entrevista es una reproducción del original publicado en Le Figaro Magazine, sábado 24 de julio de 1999. Edición Internacional.
Tradujo el Lic. Claudio Des Champs.

Fuente: www.redsistemica.com.ar

jueves, 16 de septiembre de 2010

Aspiraciones de libertad


La primera vez que escuché la expresión «el hombre es un lobo para el hombre» del filósofo Thomas Hobbes me quedé pensativo y algo triste porque es cierto que en no pocas ocasiones nos comportamos como enemigos de nuestros semejantes y hacemos de la agresividad nuestra carta de presentación individual y social. Basta acercarse a las noticias de actualidad de cualquier medio de comunicación para comprobar la veracidad de lo que se afirma y en esas aparecen malos tratos, guerras, violaciones, muertes violentas, robos y un sinfín de atrocidades cometidas por las personas.
Cuando la expresión fue la de «el hombre es bueno por naturaleza» del francés Jean Jacques Rousseau también me suscitó ideas, en esta ocasión, positivas y cargadas de esperanzas en el futuro de la especie humana. Son muchos los que hacen, y otros tantos que lo intentamos, de la bondad la principal vía de expresión personal. Hombres y mujeres que han dado la vida por sus seres queridos o por otros que lo necesitaban, o por el país, o por unas ideas o creencias o en el cumplimiento de su deber profesional.

Y cuando leo que «cualquier persona puede cometer un homicidio en una situación límite» algo me dice que de nuevo aparecen las generalizaciones y estas son bastante imprecisas e injustas y me explico. El comportamiento humano tiene tantas versiones y particularidades como los protagonistas de los mismos le van imprimiendo. Siempre que resumamos un conjunto o una totalidad en una expresión estaremos ganando en claridad pedagógica, pero perderemos matices que nos conducirán a errores en la interpretación práctica y nos lanzarán una vez más al eterno debate de si el hombre es libre o si está tan condicionado por la dotación genética o por su fisiología o por su capacidad intelectual o por las circunstancias ambientales que llega a estar previsiblemente establecido.



Creo que el comportamiento del hombre se mueve en un continuo entre libertad y determinismo y en medio se encuentra la totalidad de los mismos. Algunos tienen más de decisión personal y menos de condicionado y así nos movemos en las infinitas combinaciones que se puedan realizar entre ellos. Por eso nos preguntamos en qué medida alguien es libre cuando decide qué conducta va a desarrollar y los profesionales de la justicia, asesorados por los de la medicina psiquiátrica y de la psicología, se debaten continuamente en ello. Si se demuestra que se es menos libre y más prefijado entonces la responsabilidad del individuo es menor o por el contrario es mayor y la sanción también lo será.

La madurez humana va en consonancia con la capacidad que tiene el sujeto en poder tomar decisiones y comportarse ejerciendo la libertad y controlando los condicionantes que le limitan en sus posibilidades. Pienso que no todos estamos preparados ni capacitados para grandes hazañas ni que tampoco todos llegaríamos a matar a otros. Afirmar que en determinadas situaciones daríamos la vida por los demás o, por el contrario, quitaríamos la vida nos estaría anulando la responsabilidad de nuestros actos porque no habríamos sido libres ni en la decisión ni en la ejecución y, por tanto, nos convertiría en seres amorales que hagan lo que hagan siempre llegarán a las mismas conductas, nos encontraríamos con que no tendríamos nada que cambiar.

Me resisto a creer que somos lobos unos con otros, ni que nacemos buenos por naturaleza ni que cualquiera pueda llegar a la misma conducta en unas condiciones similares aunque sean extremas, porque considero que somos seres racionales con claras aspiraciones a ser cada día más libre. Este ir dotándonos de libertad es a costa de que vamos controlando nuestros determinismos e instintos, la parte menos humana y más animal, y así es como la especie humana sigue avanzando y mejorando.

JOSÉ MARÍA FERNÁNDEZ CHAVERO
PSICÓLOGO CLÍNICO Y MÁSTER EN BIOÉTICA

Fuente: hoy.es

viernes, 10 de septiembre de 2010

La vuelta al cole

Parece que ya se acabaron las vacaciones de verano, y no solo es la vuelta cole para los más pequeños sino para todos. Pues de una manera u otra manifestamos sentimiento ambiguos de ilusión y tristeza, parece que esto es lo que nos quiere transmitir la pequeña Mafalda.






Si que es cierto que a quienes más cuesta adaptarse son a nuestros hijos porque las vaciones escolares son mucho más largas. Es por ello que os recomendamos los siguiente puntos.

1. Entender que el periodo de adptación al cole lleva unos cuanto de días. Tanto para nuestros hijos como para los padres.

2. Preparar a nuestros hijos, y mucho más a los más pequeños para mentalizarles de "la vuelta a cole" de una forma positiva (ej. reencuentro con sus amigos)

2. Hay que ir introduciendo de nuevo rutinas y horarios del curso con flexibilidad.

3. Acompañar los padres, si puede ser a su primer día de clases. Y fomentar desde ahi su confianza y seguridad.


Para saber más: www.vueltaalcole.com

Mª Del Carmen González Rivas
Psicóloga

miércoles, 1 de septiembre de 2010

No dejes morir el AMOR

A veces en nuestra vida se puede ir colando ciertos pensamientos y sentimientos que nos conducen a perder no solo el amor de los demás sino el nuestro propio, mi reconocimiento y valor como persona. Esta es una reflexión que invita a adentrarse en tu vida y ver en donde pones las prioridades, y en donde encaja el AMOR.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Venciendo ansiedades en el Camino


Uno de los problemas más comunes en nuestros tiempos en consultas clínicas vienen siendo los trastornos de ansiedad. En el caso de algunos jóvenes se presentan en problemas con los exámenes, o de relaciones de pareja, que es lo que les toca vivir en ese momento evolutivo. Y es que probablemente muchos de nosotros veríamos que se trata de algo que posiblemente sería fácil de solucionar. Sin embargo cuando intentamos ayudarnos desde el enfoque sistémico y humanista durante la terapia, observamos cómo estos jóvenes tienen una carencia importante que es la de proponerse metas y afrontar determinados miedos que les sitúan en dar el paso a la asunción de determinadas responsabilidades, así como posibles frustraciones que puedan venir a lo largo de su vida.


Manejar estos miedos, incertidumbres es lo que verdaderamente ayudaría a estos jóvenes y no tanto dar una técnica concreta de afrontamiento del estrés (aunque pueda ayudar por supuesto pero no es la raíz del asunto). Es por tanto urgente proponer a los jóvenes actividades que les ayuden y favorezcan en su crecimiento personal, sino vienen dadas por las circunstancias que fueren hay que buscarlas y aprovechar esa oportunidad para aceptarlas. De ahí la experiencia del Camino de Santiago que muchos jóvenes han realizado durante todo este verano. Y es que la peregrinación es toda una metáfora de la vida, la vida misma que nos enseña a ver que los caminos fáciles no llevan a la verdadera felicidad, sino que todo es cuestión de esfuerzo, paciencia y perseverancia. Ahí es donde todos los miedos, inseguridades se redefinen, cambian y se les da un nuevo color facilitando no solo superar las ansiedades de muchos jóvenes a los exámenes o dificultades en sus relaciones de pareja sino algo mucho más central: un nuevo horizonte que los conduzca a revisar la propia vida y dar importancia a lo que es verdaderamente importante.

Mª Del Carmen González Rivas
Psicóloga

sábado, 14 de agosto de 2010

En vacaciones seguimos educando


Si durante el período de trabajo hemos tenido mucha preocupación para conciliar el trabajo y la vida de familia, tenemos unos días para recuperar, sin agobios, un tiempo magnífico para vivir con serenidad.

Ha llegado pues el momento de disfrutar de los hijos con tranquilidad y aprovechar el tener a mano la posibilidad de darse personalmente sin prisas, buscando el mejor tiempo para que estas vacaciones queden en la memoria de los nuestros.

Procuremos ¡esto si!: con mayor flexibilidad, seguir viviendo en casa la obediencia. Es normal relajarse y descansar pero es necesario no perder todo lo que hemos logrado anteriormente. Es también el momento de revisar la lista de encargos y hacer cambios. Seguir con la idea de la participación de los hijos en las tareas del hogar, con la motivación de poder ampliar el abanico de diversiones será beneficioso para todos.

El ocio de nuestros hijos ha de ser considerado como reparador de fuerzas, de descanso del estudio, así como para los adultos es un descanso del trabajo. Este es un aspecto importante del ocio, actividad relacionada con el espíritu, que se opone radicalmente al negocio –negación del ocio– y que no busca ningún provecho material. Es bueno que los hijos adolescentes comenten con los padres que actividades les gustaría hacer, a partir de cierta edad pueden elegirlas libremente, con orientación nuestra. Al ser el ocio de nuestros hijos, fruto de lo que ellos han querido escoger, podrán ejercitar su iniciativa, creatividad, inventiva e imaginación.

No olvidemos estas pequeñas recomendaciones:

Alegría y el buen humor en el ambiente en vacaciones

Para evitar problemas es aconsejable organizar actividades divertidas y atractivas; y especialmente elegir lugares en que podamos encontrar otras familias ocupadas de la formación de sus hijos y unirnos para encontrar diversiones -las excursiones y el deporte siempre son las calificadas con más “estrellas”- y mejorarnos, padres e hijos, a través del trato social. Vivir la amistad con más intensidad y la sociabilidad son dos valores propios del tiempo de vacaciones.

Dar mayor importancia al diálogo

En tiempo de vacaciones las conversaciones pueden y deben ser más relajadas y aprovechar el tiempo de descanso para tratar temas más profundos como las consecuencias de las salidas nocturnas, adicciones, sexualidad, el uso del móvil, el de Internet, etc.… y escuchar lo que piensan nuestros hijos. Igual que en medicina con el diagnóstico precoz, en educación también se trata de prever. Si escuchamos sin mirar el reloj entenderemos mejor las inquietudes y la forma de ser de nuestros hijos.

No olvidar a los abuelos

Algunos padres se reúnen con otras familias en casa de los abuelos. Se trata de organizarse de manera que los abuelos estén descansados para transmitir raíces, memorias y cultura de la vida sin estar agobiados. La mejor manera es ponerse de acuerdo con ellos antes de empezar la estancia en su hogar. Es una ocasión de oro para los nietos convivir pacíficamente con los progenitores de sus padres. Con orden se puede hacer de abuelo o de abuela (lo digo por mi experiencia) con toda la capacidad de amar que dan los años y el sentimiento de cariño que reedita la juventud del corazón de los que tenemos el privilegio de ser abuelos.

Victoria Cardona

Orientadora Familiar

miércoles, 28 de julio de 2010

Cómo salir del círculo vicioso de los problemas en la Psicoterapia de Pareja


Muchas parejas que se quieren y que realmente desean seguir juntos pasan por etapas muy difíciles en que los pleitos y los problemas parecen minar su convivencia.

Muchas veces tratamos de dar alguna solución a algún problema de nuestra relación que, aunque parece lógica, resulto inefectiva. En esos casos las personas generalmente pensamos que no hemos intentado esa “solución” lo suficientemente intensa o frecuentemente y, entonces, guiados por nuestros mapas mentales y creencias, hacemos mas de lo mismo.

No siempre lo que parece lógico realmente es útil para salir de los problemas en que nos hemos entrampado. Lo que sea que hagamos deberíamos evaluarlo más por sus resultados que por nuestra lógica.

Los cambios que deseamos en nuestra relación, podemos iniciarlos nosotros mismos, si empezamos a:

1- Prestar atención a lo que ha funcionado en el pasado en la relación. Si recordamos las ocasiones en que nuestra relación ha estado mejor ¿Qué era diferente entonces? ¿Cómo era diferente?

2- Observar lo que actualmente ocurre en el presente en nuestra interacción con el otro.

¿Que es distinto en las ocasiones en que la relación esta bien o, por lo menos, menos mal?

¿Qué hacemos distinto?

¿Qué vería diferente la gente a nuestro alrededor?

3- Identificar cómo se da el patrón de interacción en que surgen los problemas

(¿De qué manera la conducta de cada uno contribuye a hacer el problema de la pareja?) y empezamos a cambiar algunos aspectos de éste.

Puede ser en nuestra manera de actuar ante la situación problemática: empezar a callarnos, en lugar de hablar, o dejar que se vaya la otra persona un rato en lugar de perseguirlo para seguir la discusión, etc.

Cambios en el contexto o situación en que se da el problema: Procurar hacer el problema en la sala de la casa en lugar de en el cuarto o hablando de espaldas el uno del otro en vez de enfrente.

Cambios en el tiempo: Cambiar el momento en que se creaba el problema

4- La terapia de pareja es un trabajo que requiere ir cambiando las quejas que se presentan a peticiones, de lo que cada uno necesita que el otro empiece a hacer distinto en la relación.

5- Avanzar poco a poco, metiendo pequeños cambios que estratégicamente hagan una diferencia.

6- Ayudar a la pareja a crear una visión de la vida que quieren empezar a tener juntos y apoyarlos para ir avanzando en la dirección que necesitan.

Autor: FAMILIAE Psicoterapia (Silvia Bobadilla)

viernes, 23 de julio de 2010

¿ QUÉ ES LA TERAPIA FAMILIAR ?




La terapia familiar empezó a desarrollarse en Estados Unidos en la década de los cincuenta después de que grupos de psicólogos y psiquiatras comenzaran a trabajar con las familias de los pacientes afectados por diferentes trastornos y comprobaran los buenos resultados. Este tipo de tratamiento llegó a Europa en los años setenta, y diez años después a España, donde ha ido creciendo hasta convertirse en un modelo de referencia que aplican alrededor de 1.500 especialistas pertenecientes a la Sociedad Española de Terapia Familiar.

La base de este tipo de terapia sostiene que tratar de forma aislada a un paciente con una patología grave, sin tener en cuenta su entorno resulta a menudo infructuoso, debido a que alrededor de esa persona se dan una serie de situaciones y factores, entre los que destaca la familia, que influyen en el mantenimiento, mejora o empeoramiento del problema inicial. Esta afirmación la corrobora el psiquiatra, psicoanalista y terapeuta de familia Norberto Mascaró, quien asegura que en la psiquiatría infantil también se ha llegado a la misma conclusión. "Cuando vemos a un niño problemático en un colegio y nos reunimos con los padres, en un alto porcentaje encontramos una problemática familiar detrás del niño que hace que actúe de esa determinada manera".

Los seres humanos somos seres relacionales, es decir, sólo podemos entendernos en relación con los demás, y el principal lugar donde aprendemos a hacerlo es la familia. El psiquiatra y psicoterapeuta Roberto Pereira, director de la Escuela Vasco Navarra de Terapia Familiar, cree que el sistema familiar es el grupo humano más estable que hay y que en cada caso se dan unas normas de funcionamiento concretas. "Cada familia debe ser capaz de atender las necesidades de sus miembros y, a la vez, permitir que adquieran autonomía con el paso del tiempo. También debe ser capaz de adaptarse a los cambios que ocurren dentro y fuera del sistema familiar. Pero esas adaptaciones no son sencillas de realizar, sobre todo cuando se dan otros factores añadidos que las dificultan, como enfermedades, problemas económicos o dificultades de relación entre algunos miembros de la familia".

En algunos casos las familias no cuentan con recursos suficientes para hacer frente de forma adecuada a esos cambios inesperados. "Por ejemplo, cuando se produce la separación de los padres a veces se utiliza a los hijos para atacarse mutuamente. Otro problema habitual es el conflicto adolescente o la crisis que surge entre la necesidad de cuidados que sienten los padres y el deseo de autonomía de los hijos. "Normalmente el desacuerdo tiene que ver con los ritmos en que deben darse ambas cosas", apunta el doctor Pereira.

Una de las premisas de la terapia familiar es que no se debe culpar a una sola persona de todos los problemas porque además de ser injusto, conlleva el riesgo de fijarla de forma permanente a esa situación problemática y al rol de 'enfermo' u 'oveja negra de la familia'. La terapeuta familiar Annette Kreuz, desde la Federación Española de Asociaciones de Psicoterapeutas, explica que el término 'culpa' no les convence, "porque normalmente los problemas surgen de una situación compleja donde están implicados tanto los contextos externos como las situaciones personales. En terapia familiar se trabaja con la familia no porque sean los culpables de nada, sino porque es el sitio idóneo para movilizar fuerzas o para conseguir que las personas que sufren más puedan superar sus problemas".


En qué tipo de problemas se puede aplicar

En el tratamiento de ciertos problemas psicológicos la ayuda de la familia es totalmente imprescindible, asegura Kreuz. Entre ellos se encuentran los trastornos de alimentación, las diferentes adicciones, diversas enfermedades físicas y mentales, el maltrato a la pareja, los abusos sexuales o los trastornos de personalidad, denominador común bajo el que se engloban toda una serie de alteraciones de la conducta, de impulsividad, trasgresión a las normas impuestas por la familia o el colegio, frecuentes en chavales jóvenes muy difíciles de manejar, con baja tolerancia a la frustración y que no aceptan bien los límites, según Norberto Mascaró, coordinador de psicoterapia de la Sociedad de Avances Médicos. A su juicio este es el tipo de patología más frecuente en la actualidad, acompañado en muchos casos por el consumo de drogas.

A pesar de que puedan no estar funcionando bien y tengan dificultades, todas las familias tienen un potencial muy grande para cambiar y funcionar mejor. Por eso, insiste el doctor Pereira, la terapia familiar trata de usar ese potencial para favorecer los cambios. "Pero no decimos a los pacientes lo que tienen que hacer, porque los consejos están prohibidos en psicoterapia, sino que intentamos ayudarles a buscar una forma alternativa para solucionar sus problemas que le produzca menos dolor, angustia o frustración. La labor del terapeuta es la de plantear la posibilidad de que las cosas se hagan de otra manera, pero quien tiene que elegir siempre es el paciente", advierte.

Para Norberto Mascaró la clave de la terapia familiar es quitar a lo que él llama "paciente designado" del lugar en el que su familia le ha situado para poder empezar a resolver el conflicto. "Si viene a la consulta un paciente que consume drogas invitamos a la familia a participar en una serie de reuniones en las que lo importante es hablar e intentar entender al otro, porque si uno no escucha ni entiende al paciente nunca se van a poder modificar las conductas. Así el terapeuta hace de moderador y sobre todo de traductor, porque tenemos que explicar cosas que la familia no percibe".

Cada escuela de terapia familiar utiliza unos métodos diferentes, pero en casi todas la base es la interacción del terapeuta con varios miembros de la familia al mismo tiempo en la consulta. Lo que suele variar es el tipo de técnicas de 'control de calidad' que se usan en el proceso terapéutico así como las formas específicas de intervención.

Para comenzar la terapia suele ser habitual que en la primera entrevista se invite a todos los miembros de la familia que conviven con el paciente. En esa primera reunión, según explica Annette Kreuz, se intenta ver qué piensa cada uno respecto al problema.

A partir de ese momento cada terapeuta pone en práctica las técnicas que considera más adecuadas: técnicas de conversación específicas; técnicas activas en las que se pide a la familia que durante la sesión se comporte como lo hace habitualmente en casa; se pide a la familia que escriba entre una sesión y la siguiente sobre todo lo que ocurre en la casa; se hacen reuniones de grupos multifamiliares en las que se junta a varias familias que padezcan el mismo problema (por ejemplo, un miembro de la familia que sufra anorexia).

La forma de controlar el propio trabajo por parte del terapeuta familiar y asegurar al mismo tiempo la mayor calidad de asistencia puede implicar la utilización de varios métodos: un espejo unidireccional que permite a un equipo observar el trabajo que hace el terapeuta; vídeo grabaciones; cuestionarios sobre cómo ha sido la entrevista para los afectados; técnicas adicionales psicométricas como cuestionarios de ansiedad, depresión, etc.

Estas son sólo algunas de las técnicas que pretenden que se hable del problema y lograr así un aumento de las capacidades de comunicación del conjunto familiar, porque todas las situaciones de enfermedad o situación conflictiva llevan a un distanciamiento entre las personas, señala Kreuz. "Nuestra meta es la mejora de la comunicación y la interacción, porque al trabajar con toda la familia a la vez, la posibilidad de cambiar la situación es mucho mayor".

Esta psicoterapeuta distingue dos tipos de crisis por los que las familias suelen recurrir a la terapia familiar: crisis inesperadas o situacionales (un accidente, atentado, muerte&) y crisis de desarrollo o evolutivas, que son las que tienen que ver con el paso del tiempo y las etapas normales del ciclo vital, por ejemplo la adolescencia, la jubilación o el quedarse con la casa vacía cuando los hijos se independizan.


El protagonismo de la familia

Una de las principales dificultades a la que se enfrentan los terapeutas es conseguir reunir a todos los miembros de la familia, si bien muchos especialistas aseguran que no es imprescindible que acudan todos a las reuniones. En opinión de Roberto Pereira se pueden producir cambios en todos los miembros aunque no acuda toda la familia a la terapia. "A veces para cambiar a alguien no es imprescindible que cambie esa persona, sino que cambiando a otro se consigue el mismo resultado, ya que todos estamos en relación con nuestro entorno. Si modificamos nuestra manera de actuar es probable que los demás cambien también su manera de actuar hacia nosotros. Por ejemplo, a menudo viene una persona a la consulta diciendo que quiere que cambie su mujer o su marido. Este es un mal planteamiento y nosotros les decimos: ¿por qué no trata de cambiar usted? Si lo hace conseguirá cambiar y mejorar la relación entre ellos. Lo importante es que esos cambios sean dirigidos por un terapeuta".

Annette Kreuz asegura que no suele ser tan difícil involucrar a la familia, aunque reconoce que depende del grado de desestructuración de los vínculos familiares. "En algunos casos de toxicomanía grave o enfermedades relacionadas como el sida, suele ser difícil movilizar a toda la familia, pero hay otras muchas situaciones en las que los familiares vienen de manera voluntaria a las terapias porque tienen algo que decir, y generalmente quieren que las cosas vayan mejor. Al principio a todos les cuesta hablar de sus sentimientos en un contexto extraño y profesional, pero hay que romper el hielo y probarlo para saber si puede ayudar".

No se puede hablar de plazos concretos, pero está comprobado que las personas que hacen terapia familiar durante un tiempo prudencial se benefician notoriamente".

El tiempo de tratamiento y la frecuencia de las consultas varía en función del tipo de problema y del modelo que siga cada terapeuta. Así, la psicóloga clínica Kreuz reconoce que es muy diferente tratar un trastorno de alimentación o una enfermedad psiquiátrica grave como el trastorno bipolar, que es algo crónico que no va a desaparecer por hacer un tratamiento.

En cuanto a la frecuencia de los encuentros con el terapeuta familiar, algunos especialistas trabajan semanalmente, otros cada dos semanas, mientras que otros sólo lo hacen una vez al mes.

Efectividad de la terapia familiar y situación legal de la profesión. A pesar de que la eficacia del tratamiento familiar está científicamente contrastada, para los profesionales clínicos que se dedican a la terapia familiar es complicado aportar datos concretos sobre la efectividad de este tratamiento porque, según reconocen, depende mucho del tipo de problema y de la gravedad. La mayoría opina que son más los casos en los que resulta de gran ayuda que en los que no ha servido para nada.

El director de la Escuela Vasco Navarra de Terapia Familiar confirma los buenos resultados en los casos de adicciones, en familias en las que algún miembro esquizofrenia o trastornos de alimentación, en casos de abusos y malos tratos, en familias multiproblemáticas y desorganizadas o en los duelos tras la muerte de un ser querido. Asimismo, ha constatado que es muy efectivo en trabajos con niños, para problemas de conducta, fracaso escolar y dificultades de adaptación.

Durante los últimos años los terapeutas se están encontrando con un nuevo problema derivado del importante aumento de la inmigración en España. Muchas de las familias que vienen en busca de trabajo y una vida mejor se enfrentan a graves problemas de adaptación, tanto padres como hijos, debido al brusco cambio cultural y social. Roberto Pereira considera muy importante la atención a estas familias inmigrantes y por eso la asociación que preside ha puesto en marcha un servicio gratuito de terapia familiar para este colectivo, que generalmente cuenta con menos recursos económicos.

¿En qué momento hay que plantearse la necesidad de recurrir a una terapia familiar?

Los pacientes y sus familias no siempre conocen esta posibilidad. Por tanto debe ser su médico de familia, un psicólogo o incluso un profesor el que les proponga probar este tipo de terapia. No obstante, el doctor Pereira recomienda buscar ayuda exterior siempre que se hayan agotado los recursos internos con los que cuenta la familia y no se encuentre solución al problema a pesar de haberlo intentado. "Cuando la gente tiene la sensación de estar en un callejón sin salida, en un círculo vicioso del que no se puede salir, es conveniente recurrir a la ayuda profesional".

Todos los terapeutas acreditados por nuestra asociación deben cumplir unos requisitos estrictos de formación. La mayoría tiene una formación de origen dentro de las Ciencias de la Salud y Educación (psicólogo o psiquiatra) y han cursado además una formación adicional de postgrado en terapia familiar que suele durar al menos tres años y debe estar supervisada", apunta.


Escuela Vasco Navarra de Terapia Familiar