viernes, 29 de octubre de 2010

El dolor y la muerte: una enseñanza para la vida


No se si en alguna ocasión habrán leído la experiencia del psiquiatra vienes Vicktor Frankl en los campos de concentración de la Alemania nazi de la II Guerra mundial, el decía que durante esa trayectoria en donde vivió esa experiencia intento darle un sentido a su vida, más que interrogarse una y otra vez porque estaba sucediendo lo que sucedía a su alrededor, todo ello le servia para pasarlo por el corazón y dar rienda suelta a su mano de escritor en su conocida obra el hombre en busca de sentido. Y es que lo que nos narra este autor nos sirve para que a día de hoy podamos reflexionar sobre la experiencia del sufrimiento y del dolor.

Así hemos iniciados durante este fin de semana lo que conocemos tradicionalmente como los santos y fieles difuntos. Pues bien la Iglesia que como madre conoce al hombre nos pone este día para que nos ayude a encontrarnos con nuestra propia finitud, porque queramos o no igual que venimos a la vida también nos encontramos con la muerte. Actualmente gracias al mundo de la globalización nos enteramos de que a miles de kilómetros hay una guerra y han fallecido personas, que el fin de semana pasado ha habido varios accidentes de tráfico y también han fallecido personas, sin embargo estas noticias que nos saturan pasan inadvertidas al ver que no nos tocan cercanas. Es cuando se trata de alguien de la familia, un hermano, un padre, un hijo o un amigo si que nos llega profundamente cuestionándonos el por qué de su muerte, de quedarnos con un sentimiento de tristeza, de vació y dolor. Lo que hoy comúnmente conocemos como duelo, porque nuestra naturaleza que es sabía necesita expresar también el sufrimiento, el dolor, la amargura y la pena de saber que alguien valioso he perdido. Y esto es algo muy importante que nos ayuda a entender nuestro ciclo de la vida, porque si bien se ha dicho “la vida es empezar a morir”. Por eso cuando empezamos a ocultar esta evidencia y hacer que la muerte sea algo molesto y que conviene no citar demasiado es cuando se convierte en algo que no es normal y nos causa paradójicamente mayor dolor. Pues así se ve muchas veces en las consultas de profesionales en este campo la presencia de duelos patológicos que en algunas ocasiones se consideran como tales porque la persona no se ha permitido expresar su dolor, porque ha pretendido sobrellevarlo ocultando para si ese intenso sufrimiento, y lo que es más también hacia los demás como si realmente perder a un ser querido no representase un pérdida. Este es el caso de los niños ¿Cuántas veces no hay una verdadera pedagogía del dolor y de la muerte hacia los niños? Decía Elisabeth Kubler Ross, experta en el tema de cuidados paliativos “Los niños -afirmaba- lo saben intuitivamente; si no les contagiamos nuestros miedos y nuestro dolor, ellos tienen la capacidad de enseñarnos muchas cosas.”

Y así es, ¿cuantas veces nuestros mismos miedos nos impiden compartir el dolor con ellos poniendo bajo excusas que hay que evitarles el sufrimiento a toda costa? Tal es así que seguimos la corriente norte americana con la fiesta de halloween que más allá de lo que quizá también representara en su inicio se vive ahora como una fiesta de disfraces como un solapamiento con nuestra fiesta de los santos y fieles difuntos, dejando que esta pierda su esencia y desaprovechando la ocasión de hablar a nuestros hijos sobre este tema.

Sin embargo cuando hay una auténtica pedagogía de la muerte, cuando se enseña a los niños a dolerse de las pérdidas desde bien pequeños, con un animalito, con un personaje de ficción de una película, los cuentos, y con lo fundamental que es vivir la pérdida de familiares cercanos ayudamos a nuestros hijos a que la muerte hay que encajarla en el corazón y no rehuir de ella, Y más aún cuando esa pedagogía del dolor y de la muerte tiene una enseñanza cristiana que nos ayuda a no ahogarnos en el sufrimiento y ver de alguna manera como también decía Elisabeth que “ la muerte no es más que una transición de esta vida a otra existencia donde y no hay dolor ni angustias. Tener conocimiento de ello me ayuda, en mis propias pérdidas y duelos”.

Mª Del Carmen González Rivas
Psicóloga

lunes, 25 de octubre de 2010

Vivir para siempre: una película de valores

Para todos aquellos padres interesados en la educación en valores de sus hijos (en la solidaridad, en la generosidad y el respeto; en la perseverancia y la superación de uno mismo) os informo que dentro de unos pocos días se estrenará en España la película Vivir para siempre, concretamente el próximo 29 de octubre.

La película trata de un niño, Sam, de 12 años, a quién le encantan los datos, recopilar historias y sucesos fantásticos. Quiere saber sobre ovnis y películas de miedo, aeronaves y fantasmas. También quiere saber cómo se sienten los adolescentes porque él no llegará a serlo. Tiene leucemia y quiere conocer todos los datos sobre la vida pero también todos los detalles sobre la muerte. Y está dispuesto a averiguar las respuestas a las preguntas que nadie quiere contestar. Por eso decide escribir un diario sobre él.


Tiempo de ocio de calidad para tu familia

Esta película, divertida y entrañable, incitará a reflexionar a nuestros hijos sobre el privilegio que es vivir, sobre el sentido de la vida y de la muerte, sobre nuestra responsabilidad hacia los demás y hacia este mundo a veces tan injusto, sobre los objetivos que nos marcamos o que nos deberíamos marcar.

¿La edad recomendable? Desde que tienen uso de razón. Un niño de 6 años es a veces más empático y entiende mejor los sentimientos que otro de 16. Tú conoces a tu hijo; si crees que puede extraer de esta película tan siquiera una sola idea positiva, lo puedes llevar.



Fuente: solohijos.com

lunes, 18 de octubre de 2010

VIVIR ES UN ASUNTO URGENTE

"Se tu el cambio que quieres ver en el mundo empieza por ti" Gandhi. En este sentido el escritor Mario Alonso Puig nos aporta la luz necesaria para darnos cuenta de que merece la pena vivir cuando nos ocupamos de nostros mismos. Redescubrir nuestras fortalezas y recursos y vencer nuestros propios miedos nos ayudará en nuestro crecimiento personal.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Identidad fuerte, adolescentes seguros

Experimentar es parte del aprendizaje, pero hay quienes lo hacen arriesgando su vida. Ayudar a los hijos a desarrollar una identidad propia es la clave para evitar que una conducta temeraria aislada se transforme en un patrón de acción.
“El que no se arriesga no cruza el río”, indica el dicho, y no deja de tener razón. Una de las mejores fórmulas para aprender es experimentando, lo que implica tomar riesgos. Por lo mismo es que como padres debemos estar abiertos y alentar a los niños a hacerlo.



Pero hay personas que, por su temperamento, viven siempre al límite. “La mayoría de los adolescentes, después que han tenido experiencias fuertes por haberse arriesgado seriamente, aprende dónde está el límite y no vuelve a cruzarlo, pero están estos otros que no”, explica la psiquiatra norteamericana Pamela Foelsch. “Ellas escapan del proceso normal de aprendizaje, e incluso ponen en peligro su vida y la de otros”. ¿Cómo detectarlos y evitar que hagan del riesgo un estilo de vida?
“La patología está determinada por la severidad y frecuencia del comportamiento riesgoso, así como el contexto en el cual ocurre. Los adolescentes que repetidamente se ven cruzando la línea, están en más riesgo de padecer una patología”, asegura la Dra. Foelsch.
El problema es que muchos padres, sin embargo, consideran que situaciones como conducir rápido o probar la marihuana forman parte del desarrollo, son “ritos” de paso a la adultez. Pueden excusarlos diciendo que “son sólo niños” o tener una falsa sensación de seguridad al pensar “yo hice las mismas cosas y terminé siendo una persona normal”. Sin embargo, cualquier comportamiento que constituya una amenaza para la vida debe ser considerado una señal de alerta. En otras palabras, puede ocurrir la experimentación ocasional, pero es la repetición e intensidad la que indicará si un adolescente está en problemas o no.

Falta sentido común
Pareciera que el fondo del asunto es que, más que nada, lo que los adolescentes carecen es criterio. “El sentido común es la capacidad para hacer dos cosas: primero, mirar la situación, anticipar las consecuencias y elegir el mejor camino”, dice la Dra. Foelsch. “Y segundo, si una vez tomada una decisión ésta trae consecuencias inesperadas, el sentido común consiste en que uno aprenda y aplique lo aprendido a una situación futura”.
Debido a muchos factores, la habilidad para reflexionar antes de actuar y de obtener la suficiente información para hacer de esa reflexión algo útil, está menos presente en los adolescentes. Algunos suelen actuar primero y pensar después o simplemente no tienen la suficiente experiencia para recabar la información que les permita tomar una mejor decisión.
Por eso es que los padres tienen una importante misión: proveer a sus hijos la mayor cantidad de información posible relacionada a la mayor cantidad de situaciones de la vida. Algo que debiera comenzar cuando los niños son chicos y debiera continuar durante toda la vida. “Cada situación es una oportunidad para enseñar a un niño a identificar qué debe hacer para resolver un evento, qué lo hizo positivo o negativo, y qué pudo haber hecho distinto que pudo haber mejorado el resultado”, explica la Dra. Foelsch. Incluso más importante, señala, los padres pueden moldear esto al compartir su propio proceso interno cuando tienen que tomar una decisión. “Si los hijos ven que sus padres no siempre saben inmediatamente qué deben hacer y que pasan por un proceso de considerar la situación antes de actuar, entonces ellos también considerarán válido no saber qué hacer en determinadas situaciones, y sabrán que tendrán opciones y que está en sus manos tomar la mejor elección”.

Formación de la identidad
En esto tiene crucial importancia el tener una identidad sólida, porque cuando la hay, los adolescentes son capaces de mantenerse firmes ante las situaciones que enfrentan. “Por ejemplo, al ser presionado a tomar alcohol o drogas, al adolescente que tiene una identidad normal le costará menos tomar una decisión que lo proteja; esa es una manifestación de ‘sentido común’”, agrega la Dra. Foelsch. Cuando la identidad, en cambio, está perturbada, el adolescente puede comprometer su integridad física, mental o emocional con tal de serntirse estimado por el grupo. En esta situación, el sentido común se pierde progresivamente a medida que el adolescente se va con el grupo.
“Esto se logra básicamente al interior de la familia, con ambos padres presentes, capaces de formar en valores y virtudes morales, estableciendo límites claros y educando en este sentido, desde pequeños, la voluntad de sus hijos. De este modo el niño va teniendo claro qué es lo que lo diferencia de los otros”, señala Ana María Rodríguez, profesora de la Universidad de los Andes.

Detectando una patología
La Dra. Pamela Foelsch es Doctora en Psiquiatría, y junto a la Dra. Paulina Kernberg (destacada especialista chilena) desarrolló un programa pionero en el trabajo con adolescentes. Su nombre: el Tratamiento de Identidad en Adolescentes, cuyo objetivo es reducir la posibilidad de desarrollar trastornos de identidad.
• Ana María Rodríguez, profesora de la Escuela de Psicología de la Universidad de los Andes, explica: “En particular, el tratamiento está destinado a tratar a todo tipo de adolescentes que tengan conductas autodestructivas como no ir a clases, agresividad, irritabilidad, desmotivación, desgano, uso de sustancias, no alimentarse bien, euforia, ansiedad, etc.”
De esa manera se pretende prevenir la instalación de un trastorno de personalidad de manera crónica en la adultez: personas con conductas impulsivas, que fácilmente caen en adicciones, tienen dificultad para mantenerse en un trabajo estable y en relaciones de pareja duraderas.

Escrito por Pía Orellana G. / Nº 169
fuente: www.hacerfamilia.net

viernes, 8 de octubre de 2010

Como encajar el pasado personal en la vida de pareja.

Cuando una pareja se casa no cambian las cosas automáticamente. Cada uno de los miembros de la pareja trae su propio pasado y su propia historia, sus propios traumas y conflictos. Los problemas vividos en la familia de origen surgen una y otra vez en la persona creando más de un conflicto. ¿Cómo influye el pasado individual en la pareja? ¿Qué podemos hacer para que el pasado del otro no cree tensiones en nuestra actual relación?



Tengamos en cuenta varios elementos:
1.-Nuestras experiencias familiares pasadas influyen en la forma de relacionarnos en la pareja.
2.- Muchas veces respondemos a lo que vivimos en el pasado con las actuaciones de hoy. Es como una respuesta a algo que en su día no pudimos hacer y ahora sí.
3.- Estas situaciones se dan en todos los matrimonios. Lógicamente dependiendo de la madurez de los miembros se dará con mayor o menor dolor.
4.- Nuestras formas de relacionarnos se basa en lo que aprendimos en nuestras familias de origen.
5.- Un especialista en terapia familiar ha llegado a decir que en toda cama matrimonial existen seis personas: la pareja y sus dos parejas de padres. Cuando una pareja se casa no es consciente de gran parte de todo esto, sino que se va descubriendo a medida que evoluciona la relación matrimonial. Normalmente es nuestra pareja la que nos recuerda que somos como nuestros padres y madres.

¿Qué hacer para ir asumiendo nuestro pasado individual en nuestra pareja?
1.- Reconocer que muchas dificultades proceden de las reglas y normas de nuestras familias de procedencia. Muchas veces tenemos una tendencia inconsciente de volver a lo que vimos en nuestras familias en la infancia. Es necesario que nos demos cuenta de qué aspectos son los que vienen de nuestra infancia y tratar de cambiarlos.

2.- No debemos de etiquetar las dificultades que proceden de las familias como correctas o erróneas. No debemos de aprovechar los conflictos para menospreciar a nuestra pareja y a su familia. Por el contrario hay que tomarlo como una señal de que necesitamos aprender a negociar nuestras diferencias.

3.- Tenemos que intentar lograr la conversión cristiana interior hacia el otro. Para poder hacerlo cada uno tendrá que aprender a expresar con claridad sus propios pensamientos y necesidades.

4.- Muchas veces esperamos que el otro dé respuesta a nuestras necesidades que tienen su origen en la infancia. No nos relacionamos con el otro como si fuese nuestro marido o esposa sino como si fuera nuestro padre o madre. Tenemos que aprender a ver al otro como lo que es, no como nos gustaría que fuese.

5.- No debemos de descuidar los asuntos irresueltos con nuestras propias familias. Una buena forma de encarar los temas es expresarlos y ver por qué surgieron.

Fuente: buzoncatolico.es

lunes, 4 de octubre de 2010

CONGRESO FAD 2010


Con el título de: El impacto de la crisis sobre unas familias en cambio la Fundacion de Ayuda contra la Drogaddicción (FAD) ha celebrado la semana pasada en Madrid un congreso.

La crisis en la que vivimos inmersos al menos en los últimos años está teniendo un impacto real, cotidiano y visible en las vidas de muchas familias españolas, afectando directamente, en mayor o menor medida, a su nivel de vida y a sus expectativas de futuro.

Pero aún siendo importante esa dimensión de los efectos más evidentes a simple vista, la presente crisis parece estar teniendo una influencia en elementos más profundos de nuestro modo colectivo de pensar, de las cosas que valoramos. Es probable que la crisis esté agudizando la tendencia en nuestra sociedad a priorizar aquellos valores que parecen más amenazados en estos momentos, tales como la seguridad o el bienestar, así como aquellos que priman lo individual frente a los que anteponen lo colectivo y que pueden percibirse ahora más que nunca como deseables pero no prioritarios, tales como la solidaridad, la tolerancia o el respeto.

Analizar el sentido de estas repercusiones en la vida de las familias, los cambios en los estilos de vida familiares o en los roles de sus miembros, obligados por la adaptación a estas nuevas exigencias del contexto socio-económico actual y de las perspectivas del futuro, así como las implicaciones que tendrán en la relación padres e hijos y, en especial, en la educación familiar, ha sido el objeto de tal congreso.

En esa preocupacion por por la educacion familiar la Fad pone a disposición un curso virtual para padres, para más información: www.fad.es