A través de éste tema hemos de transmitir y
aprender que muchas de las personas, situaciones y cosas con las cuales nos
hemos encontrado, las tendremos que dejar atrás. Esto significa elaborar lo que
habitualmente llamamos “pérdidas”, atravesar un proceso que técnicamente se
denomina “duelo”. Elaborar bien este
proceso es muy importante pues no hay posibilidad de seguir adelante en el
camino de realizarse como persona, de ser feliz, en tanto no seamos capaces de
dejar aquello que ya no está. Para ello hemos de recorrer una serie de etapas
en este proceso; estas constituyen un esquema
cuyo primordial objetivo es la invitación a la reflexión.
Hay
que aprender a recorrer este camino de las pérdidas, hay que aprender a sanar
estas heridas que se producen cuando algo cambia, cuando el otro parte, cuando
la situación se acaba, cuando ya no tengo aquello que tenía o creía que tenía o
cuando me doy cuenta de que nunca tendré lo que esperaba tener algún día.
Estas
pérdidas forman parte de nuestra vida, son constantes universales e
insoslayables. Y son pérdidas necesarias porque crecemos a través de ellas. De
hecho, somos quienes somos gracias a todo lo perdido y a cómo nos hemos conducido frente a esas pérdidas.
Este camino señala que debemos renunciar a lo que ya no está, y que eso
es madurar. Asumiremos al recorrerlo que las pérdidas tienden a ser problemáticas y dolorosas, pero sólo a través
de ellas nos convertimos en seres humanos plenamente desarrollados.
La elaboración del duelo es un trabajo; sí, el trabajo de aceptar la
nueva realidad. Y no es un trabajo
cualquiera sino bastante arduo y complicado porque es muy doloroso y contra el
que muchas veces nos rebelamos. Es pues un trabajo que consiste en un Proceso de aceptación: que quiere decir
tiempo y cambio que quiere decir dejar de pelearme con la realidad que no es
cómo yo quisiera. La pérdida la hemos de contemplar
como un camino necesario y estas son las cosas que han hecho de
nosotros esto que somos.
Nadie puede evolucionar sin dolor,
nadie puede crecer si no ha experimentado antes en sí mismo gran parte de las
emociones y sensaciones que puede evocar en nosotros la palabra pérdida. Viktor
Frankl, psiquiatra vienes que vivió los campos de concentración en Alemania,
sostiene que “sufrir significa obrar y crecer, pero también madurar. En
efecto, el ser humano que se supera, madura hacia lo más genuino de su
interior”.
Mª Del
Carmen González Rivas
Centro
de atención Psicológico y Familiar Vínculos
No hay comentarios:
Publicar un comentario