lunes, 11 de abril de 2011

La identidad masculina


Escribir un artículo en torno a la figura del hombre hoy es arriesgado porque no es lo políticamente correcto. Las noticias que nos llegan desde los medios de comunicación social entorno a la figura del hombre nos comunica negatividad y rechazo y esto se está contaminando a las jóvenes generaciones que entorno a la violencia de género (es decir la violencia contra la mujer) han situado al hombre en una posición claramente devaluada. Es por ello que parece que la figura masculina entorno a la cual muchos de nosotros nos criamos no sirve, o al menos eso pretenden decir alguna parte de la sociedad, tanto que en ese sentido el hombre ha entrado en la misma dinámica y el mismo se encuentra desorientado y no sabe qué modelo seguir para ser hombre. Algo que nos viene a comunicar precisamente este autor: "La masculinidad que constituyó en el pasado un atributo para triunfar, ahora parece ser mas bien, un problema a superar" (Keillor, 1992).

Es por ello que creo que el presente artículo quiere rescatar y traer a nuestra realidad, no un modelo sino hablar de la identidad masculina, de lo que caracteriza al ser hombre. Porque la identidad sexual no se puede dejar en manos de ”una construcción social”, de una moda, de algo pasajero pues eso es lo que nos lleva a la confusión. Hablar de identidad implica hablar de un origen y este comienza en el momento de la concepción, así lo expresa el padre de la genética moderna Jerone Leujene “la vida tiene una historia muy larga, pero cada uno de nosotros tiene un comienzo muy preciso, el momento de la concepción”. Y desde ese mismo momento la identidad sexual queda constituida por lo que me es dado por naturaleza (sexo genético). Que no se reduce a un aspecto puramente biológico pues al afirmar en este caso que el sexo es masculino, estoy admitiendo mi condición sexuada como varón que impregna a todo el ser, y por ello a todas las dimensiones constitutivas con que cuenta toda persona: física, psicológica, espiritual, y cultural. Es por ello que la persona humana es varón o mujer y lleva inscrita esa condición en todo su ser. Considerando todo ello podemos decir que la definición de la identidad implica una diferencia Que supone que lo masculino no viene a negar lo femenino, ni a la inversa sino que lo lleva a la plenitud. Y permite la complementariedad entre los sexos.

La figura masculina aporta como decíamos un modo de ser distintito y que en la relación hombre- mujer los complementa para que de cara a su unión conyugal ambos aporten sus diferencias tomadas desde el entendimiento y desde la compresión del otro para enriquecer la relación de pareja. Así la función paterna organiza y marca los tiempos en la familia. Es aquel que afirma a cada hijo como varón y a la hija como mujer, seres sexuados. Desde esta perspectiva la función paterna asigna lugares y roles en la familia, discrimina la relación de alianza de las relaciones con la familia materna y por lo tanto protege el encuadre familiar. Promueve la salida de los hijos de la familia y les permite emanciparse y generar un proyecto propio de vida, es decir asegura la apertura de la familia al grupo social. Es por ello que la figura masculina es importante en la familia, ya que los niños que han tenido que renunciar a la presencia del padre es un factor predisponente para que se vean expuestos a mayores dificultades, asi se ha visto que los niños con una presencia paterna fuerte, estable y cuidadosa son más competentes socialmente, al igual que las chicas terminan convirtiéndose en mujeres adultas más protegidas contra la depresión.

Es por ello que si la presencia masculina en nuestros hogares no es estable, no se le concede su puesto, se le suplanta o simplemente no se le requiere estamos afirmando que no nos interesa que damos razón a una ideología de género que pretende anular las diferencias hombre y mujer transmitiéndoles a nuestros hijos que es lo mismo educarse en un ambiente de familia en donde haya un padre o una madre que en donde no lo haya. Creo que la máxima tarea la tiene el varón para rescatar lo que realmente es suyo, pero igualmente es tarea de toda la familia de transmitir lo positivo que hay en nuestras casas bien sea uno como mujer o como varón e intentar que lo que nos comuniquen los medios de comunicación social podamos valorarlo y siempre ayudarnos de ello en la medida que nos ayude a crecer como personas y como familia.

Mª Del Carmen González Rivas


psicóloga

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