martes, 9 de febrero de 2010

Mi nieto está muy consentido




Cuando los hijos se casan comienzan a formar una nueva familia. Y es muy difícil compatibilizar esta con la de cada cual, el tipo de relación que la pareja quiere tener con sus respectivas familias de origen es un tema del que no se suele hablar de manera explícita, con lo cual si surgen dificultades de las cuales no se han hablado previamente por los miembros de la pareja, es fácil que vuelvan a surgir ante la llegada de sus hijos: los nietos.
La situación que nos plantea esta abuela va en esta línea. Más allá de que nuestro nieto sea consentido, hijo único, le den todos sus caprichos, etc. El motivo principal son las pequeñas rivalidades con la familia del otro cónyuge: la familia política. Y es que es fácil caer en estas rivalidades porque como padres no hemos aprendido a “distanciarnos” de nuestros hijos y en ocasiones nos creemos con autoridad suficiente para tomar decisiones que competen a la pareja. Cuando esto se mantiene en el tiempo, y uno no da su brazo a torcer, aparecen los celos, críticas dirigidas hacia la familia del otro cónyuge, etc.
¿Cómo podemos manejar todo esto? Ante todo por supuesto tenemos que saber que puesto ocupamos y actuar conforme a él. A fin de evitar los conflictos con la familia política, se recomienda que cada uno ocupe el lugar que le corresponde, sin invadir la vida de los demás con opiniones o consejos no solicitados. "Si somos suegros, tenemos que abstenernos de intervenir en las decisiones de la pareja, sobre todo en lo que respecta a la crianza de los hijos". Y es que ésta se sitúa como una de las causas más frecuentes de la ruptura de un matrimonio
Tenemos que reconocer que somos padres de nuestros hijos, que los apoyamos que les ayudamos, pero que nuestra relación no puede ser la misma con la parte contraria a pesar de las múltiples afinidades que se puedan dar. Ante cualquier sugerencia o comentario es primordial que se lo hagamos partícipe a nuestros hijos e intentar no descalificar al otro cónyuge por cualquier tema que sea, a pesar de que nos duela ver cosas que nos gusten de él o de ella.
Por todo esto creo que la idea que pretendo aportarle es clara: deje que su nuera y su hijo sean los que deciden cómo educar a su nieto. Claro está que es importante que pueda opinar, hablar y comunicar que puede usted hacer por su nieto, creo que esto es lo mejor y olvidarse de descalificar a su nuera, pensando que es la mujer de su hijo y él la ha elegido porque la quiere cómo es. Es necesario que de vez en cuando pueda alabar o decir algo positivo sobre ella en vez de quedarse estancada sobre la negatividad pues esto solo creara poca receptividad por su parte.
En lo que respecta a los otros abuelos, los abuelos maternos, uno no puede competir por el cariño de una persona, cada uno ofrece lo que tiene, porque lo que ofrece es reflejo de lo qué es. Aparentar ser algo que no se es solo trae continua frustración. Por lo tanto déjese querer por su nieto y déle el cariño que siente por él que es el mejor regalo que le puede ofrecer.


Para mejorar las relaciones con la Familia política
1. Alcanzar acuerdos. Algunas parejas van alcanzando los acuerdos de manera implícita y, sin apenas darse cuenta, van organizando las relaciones con sus respectivas familias. Pero, en otras ocasiones (de malestar o tensiones), es necesario establecer normas explícitas con las que ambos miembros se sientan conformes. Para que dichos acuerdos sean sólidos, válidos y armoniosos para la pareja, es necesario negociar qué tipo de relaciones se quieren establecer con ambas familias, la propia y la política.
2. Tratar de no sobrevalorar a la propia familia ni infravalorar a la del otro. Valorar humanamente a los padres, reconocer sus aspectos positivos y sus limitaciones permitirá tomarlos como modelos en aquellos factores satisfactorios y desechar los que no se deseen. Conviene que la pareja haga este ejercicio de elección con flexibilidad, es decir, reconociendo, junto al otro, los aspectos positivos y negativos de cada familia. Esta puesta en común también facilitará que aumente la complicidad de la pareja.

3. No comparar las familias; ninguna es mejor que la otra. Intentar comprender y respetar las costumbres, educación y estilo de vida de tu familia política indica respeto por las raíces de cada cual.
4. Poner límites. Una vez que la pareja haya acordado el tipo de relación que desea establecer con sus familias, será necesario aclarar a los padres y suegros hasta qué punto pueden participar en los temas de la pareja. Conviene que cada miembro hable con su familia de origen y aclare que la pareja valora su opinión pero que hay temas en los que no deben ni desean que se involucren.
5. Evitar discusiones con la familia política. Si alguna actitud de tu familia política te molesta o incomoda, habla con tu pareja antes de crear un conflicto. Procura que sea el otro quien trate de comunicar a su familia la necesidad de que cambien determinadas actitudes o comportamientos con respecto a ti. De este modo no generarás tensiones innecesarias.

6. Respetar la relación de la otra persona con su propia familia. Si no es posible una relación armoniosa, al menos intenta conceder al otro la libertad para que organice la relación que desea tener con su familia.

Mª Del Carmen González Rivas
Psicóloga

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