martes, 15 de junio de 2010

Orientaciones para el verano en familia


La llegada de las vacaciones de verano supone siempre un alivio para toda persona, que bien por su trabajo o por sus estudios ha tenido un curso agitado. Sin embargo aquellos que parecen siempre esperarlo con mayor ilusión son los alumnos, aquellos que se encuentran en periodo escolar. Pero para muchas familias compatibilizar todo esto supone en ocasiones una fuente de estrés importante que le puede dar pie a sus dejación de sus responsabilidades o a crear un ambiente donde reine la negatividad. En la mayoría de las ocasiones supone para los padres un difícil ajuste el que sus hijos estén la mayor parte del tiempo de vacaciones mientras ellos siguen sus trabajos; y por supuesto tanto como para los padres e incluso para la misma pareja compartir un mayor tiempo juntos no siempre es fácil.

Disfrutar en familia

Si partimos que es solo dentro del seno de la familia donde un hijo puede encontrar todas las energías necesarias para su formación y crecimiento; Es básico que los padres aúnen sus esfuerzos para hacer también de las vacaciones de verano un espacio en donde se procure todo esto. Para ello hay que tener en cuenta una serie de consideraciones básicas antes de ponernos a hacer planes, pues como siempre la variedad es enorme y si no ajustamos nuestras decisiones conforme a nuestros criterios puede que nos equivoquemos.

Partimos de la base de que el verano se puede vivir en familia, ya que esto favorece seguir fomentando los vínculos, y de esa forma prevenir que se convierta en un tiempo de dispersión “cada cual por su lado”. Hay que procurar que haya momentos para compartir todos juntos.

Algo muy importante para los padres es que tengan en cuenta que durante las vacaciones de verano se sigue manteniendo la función educadora, podrán hacerlo de otra manera, pero en la misma línea que han seguido durante el curso: fomentando la responsabilidad, la autonomía, el respeto por los límites o normas así como procurar el empleo de algunas rutinas que colaboren en todo ello.

Es esencial también considerar en que momento evolutivo se encuentra la familia, ya que no es lo mismo que haya niños pequeños, adolescentes o jóvenes. De acuerdo a esto si tenemos que ver que cada uno puede tener su espacio para seguir desarrollando sus habilidades, momentos de ocio y diversión.

Hacer otras cosas

También es importante que la familia no se cierre con el exterior, pueden estar en contacto con otras familias con hijos de similares edades, o con amistades propias, de manera que se favorezcan las relaciones sociales con sus iguales pues es importante que se estimule a los hijos para relacionarse competentemente con el entorno físico y social.

También es importante que durante el verano los hijos dediquen un tiempo para realizar algún tipo de tareas escolares, bien de repaso o para potenciarlas más como es el caso de los idiomas. Siempre que se vea como un suplemento al curso escolar y no como una continuidad de él.

Pues si algo es necesario para todos es el descanso. El verano es un tiempo propicio para ello y los padres tienen también que valorarlo y respetarlo. Que los ritmos se propongan menos acelerados y que no se llenen a los chicos con multitud de actividades, de las cuales no hay un hilo conductor o no se sepa que finalidad alcanzan. Y es que la base de la educación no radica en que los hijos hagan muchas cosas (activismo pedagógico). Si los padres implican a los hijos en una actividad tienen que reflexionar sobre ello o si es él quien lo pide a los padres ayudarle también a ello.

Estas actividades de las que hablamos tienen que ir ligadas a sus gustos y aficiones favoritas. Es importante que los propios padres hablen con sus hijos de las actividades que les gustaría hacer durante el verano. Averiguar qué desean aprender, ver o hacer. Con esta información los padres pueden presentar distintas opciones a sus hijos. Ante todo es imprescindible que a los hijos se les estimule de cara al exterior, evitar su aburrimiento o que empleen su mayor parte del tiempo siendo personas pasivas delante de un televisor o un videojuego.
Desde luego la actitud ante el verano puede transformarse si los padres ponen su empeño en convertirlo en un tiempo interesante, novedoso y alegre. Favoreciendo todo aquello que no han podido hacer durante el curso como son los juegos, adecuados a su edad, así como visitas o excursiones que favorezcan como decíamos al principio un verano en familia.

Mª Del Carmen González Rivas
psicóloga

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