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lunes, 1 de marzo de 2010
La difícil búsqueda de pareja
M. Ángeles Burguera (Aceprensa) - COPE, 27 de febrero 2010.
En EEUU cada vez es más difícil que las mujeres encuentren su media naranja. La búsqueda de la pareja ideal se está convirtiendo en un quebradero de cabeza. El asunto comienza a considerarse seriamente en Estados Unidos, donde las diferencias económicas y educativas se han disparado en las últimas cuatro décadas y cada vez hace más difícil que las mujeres encuentren su media naranja. Este desequilibrio entre sexos también se registra, aunque por otros motivos, en China, donde las políticas demográficas y las tradiciones culturales dejarán sin boda a unos 24 millones de hombres a partir de 2020.
Aunque las señales de alarma por las consecuencias en la imposición del hijo único en China ya saltaron hace años, nadie podía pensar que un fenómeno similar –aunque protagonizado por mujeres- podía estar incubándose en Estados Unidos, ya que son ellas las que actualmente encuentran menos varones a su gusto, según se desprende de un informe del Pew Research Center titulado “Mujeres, hombres y la nueva economía del matrimonio”, situación a la que se añaden los efectos de la crisis económica y laboral de estos dos últimos años, que tuvieron una mayor incidencia entre la población masculina (ver abajo: Aceprensa, 7-12-2009).
Cuando ella gana más
La investigación del Pew Center revisa las tendencias matrimoniales de los estadounidenses, durante casi cuatro décadas, de 1970 a 2007, y se fija sobre todo en la evolución de los niveles de renta y de estudios de los cónyuges de 30 a 44 años. Los datos más actuales muestran que se ha incrementado la proporción de hombres casados con mujeres que les superan en ingresos (en 1970 esto sucedía a un 4% de los varones casados y en 2007, al 22% ) y también se ha ampliado el porcentaje de mujeres casadas –del 20 al 28% – que en ese mismo periodo tienen mayor nivel educativo que sus maridos.
Con estos datos, el informe destaca que el matrimonio ya no es la gran solución para las mujeres, que, con excepciones, han visto en esta institución un motivo de seguridad económica durante siglos. Ahora la boda se ha convertido en una fuente de apoyo económico para los hombres, ya que casi una cuarta parte de los que se casan cuentan con el respaldo de un segundo sueldo en el hogar. Si se mira globalmente, y sin atender al resto de ventajas de tipo personal que puede traer consigo la constitución de una familia, en las últimas cuatro décadas los ingresos de los hogares han crecido un 60% para tres grupos: los hombres casados, las mujeres casadas y las mujeres solteras. En cambio, la soltería tiene un precio claro en los varones, puesto que en sus hogares los ingresos solo han aumentado un 16% en el mismo periodo.
Pero dejando de lado las cuestiones económicas, hay otro elemento que cumple un papel importante en la remodelación de los patrones matrimoniales en Estados Unidos y que también acarrea dificultades para acceder al matrimonio. “Las mujeres de 30 a 44 años son mayoría entre los licenciados de esa franja de edad y también en el grupo de los que cursaron algún tipo de estudios universitarios, aunque no terminaran”. Esta diversidad de niveles educativos entre los casados, que el informe destaca hasta 2007, se está convirtiendo, en la práctica, en un freno para los hombres que todavía no están casados.
Desfase educativo
Lo que los científicos califican como “desajuste o desfase educativo” está ocasionando un debate entre las treintañeras que consideran que el hombre adecuado es muy difícil de encontrar, como reflejaba recientemente un artículo de Richard Withmire en The Wall Street Journal. “Llevo quedando y saliendo mucho tiempo. ¿Dónde está él?”, se preguntaba Rachel Downtain, 35 años, ejecutiva del sector de telecomunicaciones. Su historia es parecida a la que relatan otras mujeres de su edad y preparación: cuando sus pretendientes ven que ya tienen una casa buena, de cuatro habitaciones, comentan su éxito; después, los que son más llanos, dicen claramente que se sienten incómodos por la diferencia de sueldos o de educación, o por ambas cosas; la gran discusión llega cuando se enteran que ella también dedica tiempo a hacer voluntariado… “Soy honrada y les hablo de mi vida, pero siento que me consideran demasiado para ellos”, afirma Downtain.
Esta desviación genera malestar entre las mujeres con alto nivel de estudios y desencadena fenómenos que ya se van perfilando sociológicamente, como el aumento de la maternidad entre solteras que recurren a la reproducción artificial –desde 1980 estos nacimientos crecieron un 145% – o la adopción, por no citar otros efectos que casi resultan cómicos. En algunas universidades, para evitar las desventajas emocionales de tener pocos estudiantes masculinos, están aceptando solicitudes de jóvenes mucho menos cualificados que sus compañeras. Se trata de no sobrepasar un desequilibrio entre sexos del 60/40 en el campus, nivel que se considera límite. No se trata de una broma. Aunque siempre se ha admitido la existencia de ciertas preferencias en las solicitudes de las universidades privadas, la Comisión de Derechos Civiles del Gobierno de Estados Unidos ha lanzado ya una investigación sobre una supuesta discriminación a mujeres en los procesos de admisión.
China: El hijo único no encuentra chica
De un estilo completamente diferente es el desequilibrio entre sexos que se registra actualmente en el gigante asiático. A comienzos de este año, uno de los think tanks más conocidos, la Academia China de Ciencias Sociales (CASS), ha reconocido que la política del hijo único impuesta a la población desde 1979 ha creado un enorme desequilibrio entre hombres y mujeres, con implicaciones significativas para la estabilidad social del futuro. El informe de la institución gubernamental es suficientemente contundente: en 2020 habrá 24 millones de varones en edad de casarse que no podrán hacerlo debido a la falta de mujeres. La predicción de tintes tremendistas tiene suficiente apoyatura: la relación hombres-mujeres es de 119/100 actualmente y puede llegar hasta un 130/100 en zonas rurales, donde los hijos varones son todavía más apreciados.
Esta desviación demográfica, de la que ni siquiera son muy conscientes los preadolescentes chinos, se deriva de una combinación de medidas políticas y culturales durante varias décadas. Junto a la imposición de un solo hijo por familia, también han resultado determinantes la facilidad general para acceder al aborto y la tradicional preferencia por el hijo varón, reforzada por los abortos selectivos practicados desde 1980. Aunque el diagnóstico prenatal de sexo se prohibió definitivamente en 2002, los abortos ilegales y la corrupción del personal sanitario encargado de las ecografías ha frenado los posibles efectos de la medida (ver abajo: Aceprensa 9-02-2005).
Mientras los hombres se enfrentan a la dificultad de encontrar novia, las mujeres chinas están viviendo un momento de revalorización y apuntan muy alto en sus expectativas de matrimonio: “Cuatro de cada diez solteras temen no encontrar su pareja ideal, pero están dispuestas a encontrar al hombre de sus sueños, que en primer lugar debe tener un alto nivel adquisitivo”, sostiene una encuesta de la Federación Nacional de Mujeres Chinas, según afirma Isidre Ambrós en La Vanguardia.
Favorecer el nacimiento de niñas
El gobierno chino trata de favorecer el nacimiento de niñas con algunos ajustes en su política familiar. Desde hace un par de años los matrimonios en los que cada uno de los cónyuges son hijos únicos pueden tener dos hijos, privilegio que podría extenderse a otras ciudades de menor tamaño y algunas áreas rurales. En el campo, la medida se combina también con ayudas de 60 yuanes mensuales (6,2 euros) a familias campesinas con un varón o que solamente tengan hijas, como un modo de paliar las dificultades que llegarán en la etapa de la jubilación y reducir así la dependencia de los hijos.
A nivel general, también se han puesto en marcha campañas de opinión pública que inciden en el reconocimiento de las mujeres, como por ejemplo, la matrícula escolar gratis para las niñas de familias pobres o de aquellas con dos hijas.
Las llamativas conclusiones del think tank sobre el desequilibrio demográfico previsto para 2020 y los efectos sociales nocivos que acompañan a este fenómeno –hay una tendencia creciente de secuestros de mujeres y niñas tanto en China como en los países vecinos para venderlas como futuras esposas–, no parecen haber despertado una reacción proporcionada en el Gobierno, que sigue alardeando de haber conseguido rebajar la población en 400 millones con sus medidas antinatalistas y defiende que el país está superpoblado.
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