miércoles, 4 de abril de 2012

La familia ante la discapacidad



En muchas ocasiones vemos como las personas que tienen una discapacidad, sea de la índole que sea vemos todo su esfuerzo por su superación. Ante ello a veces, nos olvidamos que detrás de estas personas- y de todo el mundo en general- hay un apoyo sustancial que ha favorecido en todo momento que seamos las personas que somos y ella es la familia. Y en esa tarea de construir la familia como no, los padres. Si ya mismo es un reto para unos padres de familia ayudar a que un hijo/a pueda crecer con seguridad y autonomía, más difícil resulta esta tarea educadora para muchos padres que acogen en sus vidas la discapacidad, ya sea de un hijo/a. Es realmente ésta una de las preocupaciones más persistentes en los padres. Claro que dependerá en todo caso de los grados de discapacidad que pueda presentar la persona, pero aún siendo eso influye en la manera en cómo estas familias afrontan la discapacidad de uno de sus miembros.

Por esto motivo estas familias atraviesan las crisis derivadas de su ciclo vital de una manera diferente al de las familias sin miembros discapacitados en donde se mueven entorno a la protección, individuación, independencia, autonomía, desvinculación, límites, etc. Realmente una gran mayoría de las veces cuando se trabaja con estas familias, ocurre lo que un autor llamado Fishman (1990) denomina como “cuarto de los espejos”; describe cómo “la familia espera un funcionamiento limitado por parte del chico discapacitado, por lo cual no lo impulsa a esforzarse y a crecer. Así, el adolescente, aceptando el punto de vista de la familia, no pone ningún empeño y se consume en su discapacidad.(...) El modo en que es tratado afecta su autoconcepto. Si la imagen que le refleja la familia se basa en las limitaciones de la discapacidad, la autoimagen y el potencial del individuo quedarán disminuidos, pues se verá a sí mismo como un lisiado. Su respuesta a estos reflejos sirve para ratificar la imagen. El resultado es una profecía que opera su propio cumplimiento”.

 Por todo ello vemos como es de vital importancia ayudar a las familias en esa tarea, pues no resulta nada fácil en muchas ocasiones confiar en las posibilidades de los hijos con una discapacidad. Que es verdaderamente lo que puede ayudar no solo éstos sino a toda la familia en general. Realmente será todo un reto el ayudarles a ir descubriendo lo que pueden hacer por sí mismos, favoreciendo su autoconfianza y seguridad y lo que es más, tendrán el reconocimiento de unos padres que le estiman por supuesto por ser quien es, pero dentro de ello esta estimación se verá influenciada por lo que pueden hacer. De cualquier manera la discapacidad de un hijo va a exigir de las familias una disponibilidad, paciencia y un esfuerzo que es necesario tener en cuenta a la hora de comprenderla, pero de la que a la larga saldrán fortalecidos y afianzados en una familia que no solo acoge la discapacidad sino que la afronta como el inmensa riqueza que ella conlleva.

Mª Del Carmen González Rivas. Psicóloga
(artículo correspondiente a la revista Grada del mes de Marzo 2012.http://socialgrada.es/ )